Escuchado y leído en los medios de Mallorca, hacía 20 años que el Govern Balear reclamaba que los 11.000 metros cuadrados del viejo cuartel de Son Busquets se pudieran destinar a la construcción de viviendas. Parece que, por fin, se podrán construir casi 900.

Escuchado y leído también cada día en los mismos medios, los hoteleros no pueden contratar a todos los trabajadores que necesitan porque el coste de la vivienda es excesivo para los salarios convenidos. Todo el mundo sabe que el precio de la vivienda también se rige por la ley de la oferta y la demanda. Sin salir de la milicia, el 13 de febrero pasado leí en la misma prensa que «debería ser obligatoria la asignatura de conocer el Ejército». Lo dijo Fernando García Blázquez en su último día como comandante general de Baleares. Toda vez que en las aulas se tienen que enseñar verdades, le preguntaría al general por dónde quiere que comiencen las clases de «conocer el Ejército».

¿En la actualidad, contando que durante años han preferido tener un solar vacío en lugar de ayudar con el artículo 47 de la Constitución? ¿O en el siglo pasado, explicando que unos generales que no respetaron los resultados de las elecciones provocaron una guerra civil durante la que mataron mucho y tras cuya victoria restauraron la monarquía? Quizás el general pensaba contar que el Ejército, ahora, es como una ONG. Entonces, un alumno levantará la mano, dirá que la misma solidaridad se puede conseguir con menos dinero del que cuestan las balas y el profesor se quedará sin palabras. Pero es probable que eso no le importe al general: en sus cuarteles los «alumnos» nunca le llevaron la contraria.

Art. 47 C.E.: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».