¡Oh, la muñeira! El baile regional gallego alegre y colorido de mujeres y hombres con trajes de falda y bombachos en blanco, rojo y negro, es lo que faltó el ya pasado fin de semana para recibir y agasajar todavía más a S.M. Don Juan Carlos, Rey en la «reserva» como le debería corresponder. Lo de «Emérito» para la política. Pues sí, una muñeira a pie del avión y otra aún más numerosa en el muelle para acompañar las felices jornadas de regata. Quizá se vio como cosa antigua o sencillamente no pudo ser.

Todo produjo alegría en mí al verlo directamente gracias a la TV. Oigo y leo pros y contras. Las vacaciones reales que organizó D. Pedro Campos y Calvo-Sotelo en Sanxenxo, antes Sangenjo, fueron de diez. Lanchas de apoyo, el Bribón, veleros, equipos de mar y todo de mucha morriña. Conocí la localidad en mi infancia por vivir en Marín localidad de la misma ría de Pontevedra. Eran unas playas de aventura, unos pinos que daban sombra mientras el bocadillo de mortadela esperaba el fin de los juegos infantiles entre la mar con algas y entonces también a veces con chapapote que ya en casa de vuelta nos limpiaban con crema Nivea.

Y además vuestro nieto Pablo que jugó al baloncesto os pudo saludar.

Volved, Majestad, cuanto antes. Me alegraron sus días en la distancia del lugar y del politiqueo que no ha lugar en mi persona.