Hace unos días, este diario publicó un artículo de opinión firmado por Camilo José Cela Conde en el que el autor se preguntaba si «eso de la economía social tiene que ver con la economía dirigida», o si «la economía social debe consistir en algo diferente de la economía a secas», cuestionando «si esta fórmula magistral tiene algo que ver con cuestiones que se hacen en Cuba, Venezuela o Corea del Norte».

Como presidente de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (Cepes) quiero explicar lo que sí es la economía social. 

La economía social es un modelo empresarial reconocido en España por la Ley 5/2011 que engloba diferentes tipos de empresas. Están presentes en todos los sectores económicos como, industria, agricultura, silvicultura y pesca, construcción, reutilización y reparación, gestión de residuos, comercio, ventas al por mayor y por menor, energía y clima, comunicación, actividades financieras y de seguros, actividades inmobiliarias, actividades profesionales (asesorías, arquitectos, ingenieros…), actividades científicas y técnicas, educación, salud, actividades de trabajo social, artes, cultura, servicios a personas mayores, o gestión de residencias, entre otros.

La economía social tiene como principios comunes la primacía de la persona, el propósito social y ambiental y la creación de empleo y su mantenimiento sobre el beneficio, proponen la reinversión de la mayoría de sus beneficios y excedentes para el interés de sus miembros y para la sociedad con la que tienen un compromiso ineludible de Responsabilidad Social y con la Sostenibilidad del planeta. Del mismo modo hacen de la democracia, igualdad y equidad, banderas de su modelo económico.

La mayoría de las entidades de la economía social, cooperativas (de todas las clases, desde industriales, agroalimentarias, consumo, viviendas, educación, mar, etc.), mutualidades, fundaciones, grupos empresariales, empresas de inserción, centros especiales de empleo, cofradías de pescadores, tienen una fuerte dimensión empresarial y hacen una contribución considerable al crecimiento sostenible y al empleo. En España se contabilizan más de 43.000 empresas, con más de 2.3 millones de empleos y producen el 10 por ciento del PIB. En Europa son cerca de 3 millones de empresas y 14 millones de trabajadores que generan el 8 por ciento del PIB europeo y el 6 por ciento del empleo.

A juicio de la Comisión Europea, son empresas que contribuyen a hacer más social el crecimiento de los diferentes países por su papel clave en la creación y mantenimiento del empleo y son «una de las piedras angulares del modelo social europeo», que en nuestro país han destruido hasta 10 puntos menos de empleo en las recientes épocas de crisis. Esto ha hecho precisamente que el pasado diciembre, la Comisión Europea presentase un Plan de Acción Europeo para la Economía Social que se desarrollará en los próximos diez años.

Además, cada vez más son las voces de economistas que señalan que la economía siempre debe llevar detrás el apellido social, porque hay que ponerla al servicio de las personas, del progreso y de la cohesión social. Así lo entendieron todos los grupos parlamentarios quienes de forma unánime aprobaron en 2011 la primera Ley de Economía Social de un Estado miembro de la UE.  

Cada día, las 43.000 empresas españolas de economía social impulsan un modelo económico más competitivo y sostenible, con impacto social, fomentando la transición hacia energías renovables, respetuoso con el medio ambiente y creador de riqueza y empleo, desde hace muchos años y con Gobiernos de diferente signo político.

Espero, Sr. Cela Conde que estas breves notas le aporten un mayor conocimiento sobre este modelo empresarial para que en el futuro no sea utilizado como ariete para defender sus ideas.