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Verónica Forqué. Ahora

Que de quien tuvo quizá pánico a vivir está en paz para siempre, no me cabe duda. Es que una depresión es más que grave, es gravísimo y hasta puede ser mortal como se escribía antes en las cajetillas de tabaco.

Psiquiatras y psicólogos hablan o escriben mientras piden «a gritos» comprensión y ayuda para tratar a quienes la padecen. No es vergonzoso caer en ese pozo oscuro y feroz que atrapa a la persona enferma. Sola no puede. Sí quiere. Son dos fuerzas enfrentadas a la vida y a la muerte. 

La cuerda misteriosa que sale del cerebro humano, en la enfermedad, sube y baja en el vaivén de quienes alrededor dictaminan como causa la falta de voluntad. Mentira. Falso. No es verdad.

Que Verónica Forqué no pudiera soportar la enfermedad es difícil de asimilar o comprender. Fue valiente y cobarde, todo a la vez. Y en la sonrisa que se ha visto estos días en medios de comunicación como prensa y TV. se la ve ya como actriz maravillosa que -quien sabe por qué- tomó la decisión del: -YA NO PUEDO MÁS. Y nos dejó. A pesar de las tragedia vivida a su alrededor, por la comprensión que supondrá ahora, y ya era hora, el que enferme la mente de alguien... tú... yo..., se la respetará, tratará y sólo por eso vivirá con el debido tratamiento. 

Aunque parezca una locura: -Gracias, Verónica.

Mª Dolores Vázquez Rovira. Palma

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