Alfonso Sapieha Candela. Palma.
Hay gente que exclama: ¡Santas Pascuas!, u otro grito de alegría como” ¡Albricias!, al saber que pronto serán vacunados contra la pandemia actual. Sin embargo, aunque soy un profano en la materia, creo arriesgado que se haga sin estar bien seguro de que no se tiene «vestigio alguno del virus» antes de dejarse vacunar. Y como las pruebas que les hacen antes no son 100% seguras o concluyentes, el vacunarse es un riesgo, al menos por ahora. Los medios de comunicación nos dicen que, aquí o allá, han vacunado a algunos. Pero no nos vuelven a hablar de cómo siguen los vacunados. O sea que puede que alguno haya fallecido; pues si tenía algo de virus, con la vacuna creo que se multiplica exponencialmente la gravedad del ya infectado con el COVID 19. Además, si con la gripe sabemos que su vacuna sólo es efectiva 10 días después de la vacunación, aquí creo que son dos meses (o algo así) según la clase de vacuna. Mi hermana Elisabeth falleció a los 8 años en Francia de difteria en 1938 precisamente porque su médico la vacunó contra la difteria sin las debidas precauciones. Claro que ahí se trataba de bacterias. Pero yo no lo olvidaré nunca.
