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Felipe Armendariz

Pensamientos

Felipe Armendáriz

Las europeas y el socorrista de Cala Major

Leandro Staltari DM

Lo que más me ha impresionado de las Elecciones Europeas del pasado domingo no han sido los resultados, bastante esperados. Lo más llamativo de esa jornada en Palma fue, para mí, la hazaña del humilde socorrista Leandro Staltari que salvó a tres niños de la muerte segura en un encabritado punto de la playa de Cala Major.

Sería muy cómodo ponerse a analizar los resultados. También resultaría poco original. Dejo esos menesteres para analistas más duchos en la materia y capacitados que un servidor. No obstante, algo diré, siquiera unas pinceladas gruesas.

Lo primero a resaltar es el cansancio mental que ha producido este ciclo electoral en España. En unos pocos meses hemos tenido municipales-autonómicas; generales; gallegas; vascas; catalanas; y europeas.

Tantas llamadas a las urnas son un síntoma de que vivimos en una democracia real. Malo sería no dejarnos votar o hacerlo de forma manipulada. Lo negativo es la monserga que conlleva todo proceso electoral. La proximidad de las votaciones convierte a los políticos en fanáticos intransigentes. No existe margen para solucionar los graves problemas del país. Todo es atacar y combatir al adversario, que es convertido en enemigo a batir.

El foro se ha transformado (ya desde hace años) en un escenario donde cada actor representa su papel contra los otros comediantes. Las grandes «obras» de la última temporada han sido «La Amnistía feroz»; «Begoña o la perfecta casada»; «Que vienen los fachas»; «El Buscón Koldo»; «El juez de la horca»…

Tanto drama vacío, tanta hipérbole, tanta mala uva cansan a los espectadores. La mayoría de los españoles han pasado de ir a votar en estas europeas. Como es habitual la abstención ha sido la triunfadora.

Con un poco de suerte se habrán acabado las convocatorias. Eso no significa que vaya a instalarse la paz y la cordura. Alberto Núñez Feijoó no cesará de presionar para conseguir dormir en la Moncloa. Carles Puigdemont seguirá conspirando para alimentar su ego. Pedro Sánchez nos deleitará con un nuevo encantamiento….

Volviendo al asunto principal: la emigración ha tenido un papel capital a la hora de diseñar la composición del Europarlamento y, por ende, del futuro gobierno de la Unión Europea. Millones de europeos piensan que se deben cerrar las puertas a cal y canto a los extracomunitarios. Las opciones de ultraderecha han sabido captar esa preocupación. Prometen mano dura contra los inmigrantes, a los que acusan de parásitos, delincuentes y destructores de un irreal modelo de sociedad cristiana y caucásica.

El domingo, gracias a Dios, desapareció de la atmósfera mallorquina la asfixiante calima. El polvo del Sáhara se dispersó, pero los vientos que se lo llevaron lejos revolvieron la mar.

Mucha gente decidió ir a la playa en vez de pasar por su colegio electoral. No era día de baños por el peligroso oleaje, pero hacía calor.

Tres niños se zambulleron en aguas de Cala Major y en un pis pas estuvieron a punto de morir al quedar atrapados en una zona de rocas.

Staltari, argentino, y uno de los muchos inmigrantes que vienen a hacernos la vida más fácil a los acomodados mallorquines, se jugó la vida para auxiliar a los muchachos. No se lo pensó dos veces. Podía haber esperado una barca o más ayuda. Lo consiguió y salió muy magullado por los embates. Este socorrista es un claro ejemplo de los miles de extracomunitarios que están reflotando una Europa envejecida y atemorizada.

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