Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Diana Negre

Los amigos de Israel

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visita la base aérea de Tel Nof, en Rehovot (Israel). Kobi Gideon / GPO

Si el estado judío ha tenido alguna vez un amigo fiel, este ha sido Estados Unidos desde mediados del siglo pasado con apoyos económicos, militares y diplomáticos que han permitido la supervivencia del pequeño Israel, en medio de una región hostil y a pesar de fuertes presiones internacionales en su contra.

En parte, este apoyo puede atribuirse a presiones internas dentro de Estados Unidos, donde la comunidad judía representa tan solo una minoría en población, pero tiene fuerza a la hora de tomar decisiones diplomáticas y económicas, debido a la influencia de los grupos financieros sólidos con grandes capitales judíos, así como las posiciones relevantes que ocupa en el mundo académico, mediático y en instituciones políticas.

A pesar de esta influencia, últimamente soplan vientos contrarios que algunos consideran anti-semitas, como las protestas que han estallado en universidades de todo el país recientemente, donde a las manifestaciones estudiantiles se suman profesores, en muchos casos con la venia de los presidentes y directores de la institución.

El pequeño estado israelí tiene motivos de preocupación ante los acontecimientos en Washington, pues no se trata tan solo de grupos radicalizados de estudiantes o de intelectuales, sino que la corriente ha llegado a los lugares más altos, como demostró recientemente la Casa Blanca al pedir moderación a Israel en su respuesta al ataque de Irán y en declaraciones contemporizadoras ante las protestas estudiantiles.

Es cierto que Washington ha mantenido un apoyo militar decisivo a Israel, como pudo verse en el reciente ataque de Irán contra el estado judío, que pudo ser rechazado totalmente por los sistemas defensivos israelís, con una fuerte cooperación militar norteamericana. Pero la Casa Blanca ya hizo saber a Jerusalén -y al resto del mundo porque lo divulgó inmediatamente en un comunicado de prensa- que no quería repetir este tipo de actuaciones y esperaba que Israel evitara nuevos conflictos.

Como tantas otras cosas, también la política de Estados Unidos hacia el Medio Oriente tiene un componente interno: por una parte, está la comunidad judía con su peso económico y sus redes de influencia, pero en el lado musulmán hay una población creciente y por lo que hemos visto estos días, con suficiente entronque para influir en la opinión pública y en el desarrollo político del país.

En total, en Estados Unidos hay aproximadamente 3.,5 millones de musulmanes, de los cuales dos millones son árabes. No son cifras grandes para una población de casi 350 millones y son, además, mucho menores que las de población judía, que se acerca a los 6 millones.

Pero últimamente han tenido una influencia importante en las universidades, donde hay protestas por la reacción de Israel al ataque del pasado mes de octubre en su territorio, que costó la vida a más de 1.200 israelíes. Las represalias contra Hamás y el daño que han provocado entre la población palestina de Gaza han provocado un amplio movimiento de solidaridad que ha semi paralizado algunas de las universidades más emblemáticas de Estados Unidos.

Aunque tradicionalmente el voto judío norteamericano favorece al Partido Demócrata, en estos enfrentamientos los árabes han enarbolado la actitud progresista y cabe preguntarse si la reticencia del gobierno Biden a criticar sus posiciones, tendrá entre la población judía repercusiones electorales, que favorecerían a los republicanos en las elecciones generales dentro de medio año.

La reacción de las diversas universidades ante las protestas puede ser una indicación: si en Nueva York, un estado de tendencias sólidamente demócratas, la Universidad titubeó durante días hasta pedir que la policía disuelva las protestas, la universidad de Miami, un estado con gobernador republicano, no dudó en impedir las manifestaciones y advertir que sus aulas son centros de enseñanza y no de actividad política.

Si la comunidad judía se siente amenazada y discriminada por las protestas y la reacción del gobierno, es posible que contribuya, no solo con sus votos, sino con el peso de su influencia, a victorias republicanas el próximo noviembre.

Compartir el artículo

stats