Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alex Volney

Genios ilustres

Juana Dolores, en el programa ‘Més 324’, de TV-3.

Un jurado muy concreto, en 1966, concedió el premi Sant Jordi para intentar paliar una histórica chapuza. Premiaron El carrer de les Camèlies para intentar arreglar el desastre anterior. El premi Sant Jordi era heredero del antiguo Joanot Martorell y en 1960 un ilustrísimo jurado integrado por Jordi Rubió i Balaguer, Joan Fuster, Gaziel, Jesús Ernest Martínez Fernando, Joan Petit i Joan Pons Marquès había pasado a la historia literaria de las letras catalanas por haber rechazado dar el premio de novela a la obra La plaça del Diamant de Mercè Rodoreda. En su lugar se concedió a Enric Massó i Urgellés con el título Viure no és fàcil.

El pasado domingo centenares de adolescentes, en su mayoría, llenaban el Born de Palma en busca de las firmas de sus admiradas autoras. Todo un fenómeno que nace en la plataforma digital Wattpad pero que hasta que no llega en formato papel no ve realizados los sueños de autoras y lectoras. La proporción decanta la balanza de manera muy significativa hacia el género femenino siguiendo ya la tendencia de los últimos lustros. Este fenómeno ya se vivió, el año pasado, en la anterior edición de la mano de la joven Joana Marcús. La cola de esta llegaba al Bar Bosch y la del último día de Fira del Llibre 2023 también iba del Born a la plaça del Rosari. Contrasta muchísimo que a la misma hora y mismo momento Sam Abrams conversaba a micro abierto con Antoni Vidal Ferrando, ambos autores de reconocida carrera y prestigio en el que en un principio era un homenaje al autor norteamericano integrado en Catalunya. No lograron juntar a una docena de asistentes. Incomprensiblemente uno de los xats más concurridos de nuestro mundo literario mostraba días antes muchos pulgares arriba, abrazos y besitos, pero luego casi nadie se dignó a mover el culo ni que fuera para reconocer la trayectoria, cuando menos, de las más respetables y sólidas del panorama de las letras catalanas. Su interlocutor, Vidal Ferrando, también de lo mejor que ha dado la isla y la literatura catalana. Un autor de calidad, irrepetible. El mismo día y en castellano la señora finalista del Planeta firmaría una quincena de libros y acabaría el acto promocionando la masturbación. ¿Alguien da más?

Los jóvenes aparcando lo virtual a favor del papel y los mayorcitos gesticulando en el chat para ni tan solo aparecer a la hora de la verdad. El contenido de ese minoritario encuentro tuvo gran nivel en su de análisis del momento, a la misma hora y en el corazón de Palma. El contraste era escandaloso y correspondía seguramente a ese espejo que nos devuelve aquello que no queremos ver. La juventud haciendo cola para obras básicamente en castellano, incluso de autoras o autores con orígenes en diversos territorios de habla catalana, al mismo tiempo que se realizaba uno de los platos más fuertes del ámbito literario catalán, el contenido del cual era de una incuestionable calidad. La hora se hizo corta y amena. Incluso hubo tiempo para criticar a Juana Dolores, la rompedora poeta que irrumpió hace muy poco en TV3 cantando las cuarenta al Sr. Graset. Sí, ahí el señor Abrams siguió la tradición de criticar lo nuevo, de poner el pie en el cuello a los jóvenes cuando empiezan o siguen viviendo en el suelo. Ahí tenemos el principal obstáculo, se cuestionó, a micro abierto, la calidad poniendo delante la pura anécdota, cuando en su estelar intervención y al terminar el repaso de denuncia política y social, Juana Dolores, en directo, dio una lección no solo como poeta, también se recreó como la gran rapsoda y lectora de su propia obra, algo poco habitual. Contundente cerraría el programa, un inolvidable rato de aire fresco en las aguas de siempre.

Tantos ilustres juntos incapaces de concentrar a más de una docena de personas aunque sean autores de gran calidad y de una solvencia fuera de lo común y es que se cortaron los lazos intergeneracionales ya hace mucho tiempo, si es que alguna vez los hubo. Por otro lado, en lengua castellana, en los noventa cuando irrumpieron Mañas y Loriga, por poner solo dos ejemplos, fueron acogidos por Umbral a pesar de estar en las antípodas, reconociendo, en su momento, la necesidad de abrir ventanas. En el ámbito de la literatura catalana muchas veces se prefiere que no corra el aire, se juzga por adelantado y se sacan conclusiones antes de conocer la obra o poder asimilarla, y así van las cosas. Se paga «un mossatge», se hace algo parecido a la mili o hay que agachar cabezas y hacer cuatro lametones. Hola, ¿qué hay de lo mío? Una tendencia que casi se puede, sin vergüenza, llevar al terreno de lo político y que nos ayudaría a entender un poco mejor lo que está pasando. Claro, la culpa es siempre de los de Junqueras por ceder al posibilismo e intentar gobernar el día a día, gobernar para la gente. La culpa es de las jóvenes autoras por decir algo nuevo o dar un fuerte golpe sobre la mesa. Esas vacas sagradas llenas de prejuicios hacia todo lo que se mueva, esos ilustres jurados con la vetusta manía de juzgarlo todo para que nada avance. Esas jodidas cadenas que no permiten avanzar y que mantienen a esa troupe de genios ilustres incomprendidos. El choque de trenes crónico…¡qué gran negocio!

Compartir el artículo

stats