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Pilar Garcés

Limón & vinagre

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Philip Adkins: el 'ex' de Corinna quiere salvar al rey

Philip Adkins, durante la entrevista en el documental emitido por Sky Showtime SkyShowtime

Cuando los culebrones alcanzan la vigesimoquinta temporada y sus personajes ya se han enamorado, casado, divorciado, caído por un precipicio, resucitado de una muerte cerebral, tenido gemelos y cambiado de sexo, suele aparecer en escena alguien del pasado que refresca el ambiente y genera nuevas tramas. En una telenovela que podría titularse Una rubia muy peligrosa, Corinna Larsen tiene a su ex mejor amigo Juan Carlos I contra las cuerdas a base de denuncias en los tribunales, acusaciones de espionaje, y revelaciones financieras escabrosas. No le deja en paz en su destierro en el desierto de Abu Dabi.

En los últimos episodios, ella descuartiza su relación, vida y milagros en una serie de pódcast donde no se guarda nada, y que alcanzan una cifras de audiencia altísimas. Pero el rey emérito de España encuentra un defensor y confidente tan fiel como insospechado: el primer exmarido de la empresaria, que enfadado por su incontinencia, no duda en calificarla de «sociópata narcisista», haciendo piña con el padre de Felipe VI.

Philip Adkins, que así se llama el escudero, acaba de revelar en un documental que fue ella quien se quedó con los 65 millones de euros regalados por el rey saudí Abdulazziz en 2008, y que habían pensado repartirse entre los dos, según contaba la semana pasada en estas páginas Ernesto Ekaizer.

No es la primera vez que el hombre de negocios Adkins sale a la palestra como valedor del anciano monarca, con quien ha ejercido de paño de lágrimas. Ambos son amigos desde que les presentó la propia Corinna Larsen cuando su romance estaba en pleno apogeo, comparten afición por la caza y se han apoyado tras la ruidosa ruptura. De hecho, el británico también se encontraba presente en el famoso safari de Botsuana de 2012 que marcó el principio del fin del reinado de Juan Carlos de Borbón y acabó con su abdicación del trono.

La cacería organizada como regalo de cumpleaños de Alexander, el hijo de la alemana fruto de su segundo matrimonio, fue relatada sin piedad por ella en un capítulo de su serial sonoro Corinna y el rey titulado Matar a Dumbo (imposible olvidar la imagen del emérito junto a un elefante abatido), en el que sostenía que el accidente en el que se rompió la cadera, y por el que la opinión pública conoció su infidelidad, se debió a su afición por la bebida. En una entrevista con la revista Vanity Fair, Adkins rechazaba de plano tal cosa: «Fue un privilegio estar allí. Corinna, su hijo y yo pasamos unos días buenísimos en la sabana africana, lo pasamos muy bien y tenemos unos recuerdos maravillosos. Fue un accidente terrible y estar en un sitio en el que no sabes exactamente dónde está la cabina o la altura de la cama… te desorienta. Es un accidente humano y es terrible».

Philip Adkins y Corinna se conocieron en París, cuando él trabajaba en Citigroup como banquero de inversiones y ella en la Compagnie Générale des Eaux. Se casaron tras unos años de noviazgo en 1991, se mudaron a Londres y al poco nació su única hija Anastasia, que hoy vive en Estados Unidos después de estudiar arte. Aunque su matrimonio se rompió en 1995, siguieron manteniendo una excelente amistad incluso tras la boda de ella con el príncipe Casimir Sayn-Wittgenstein, de quien también se separaría.

Ambos ‘ex’ se sentaron en la mesa del décimo cumpleaños de Alexander celebrado en Suiza junto a don Juan Carlos, para quien el pequeño, hoy veinteañero, era «un hijo más». Así lo contaba la alemana en su pódcast, creado tras años de guardar silencio sobre su intimidad, en venganza y abrumada porque «imagina que la persona que dice amar a tus hijos y que eres el amor de su vida te involucra en una investigación criminal». También relataba que al por entonces jefe del Estado español le fascinaba disfrutar de una vida normalita e informal con sus barbacoas y sus salidas campestres a una finca cercana a la Zarzuela.

La empresaria presumía de haber forjado una familia bien avenida con los hombres de su vida, todos ricos y/o aristócratas, hasta su abrupta ruptura con el emérito. Porque ahora Adkins se ha pasado al bando borbónico, y está tan molesto por la forma en que ella está tratando a su amigo que ya la critica abiertamente y sin piedad, tildándola de «peligrosa e inestable» y afeándole deseos de revancha y un amor sin límites por el dinero.

«España le dio a Corinna un breve momento de atención pública y ahora tiene que lidiar con la dolorosa realidad de ser poco interesante e insignificante», afirmaba no hace mucho tiempo en los medios. Y apostillaba, letal: «No hay cirujano plástico ni banquero que pueda cambiar eso».

Philip Adkins, durante la entrevista en el documental emitido por Sky Showtime.

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