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Ferran Boiza

¿Audaz o insensato?

«Sánchez confía en que el ruido provocado por los contactos entre el PP y Vox

para configurar estos ejecutivos le beneficie»

Ilustración: ¿Audaz o insensato? Ferran Nadeu

En el momento acelerado que vivimos, especialmente en la política, quedarse quieto no es opción. El presidente del Gobierno ha entendido que las elecciones de este domingo se disputaron en modo plebiscito sobre su figura y que, en realidad, los barones socialistas han recibido en las urnas el castigo que los ciudadanos querían darle a él. «Lo asumo en primera persona» y «creo necesario someter el mandato democrático a la voluntad popular», ha dicho en la inesperada comparecencia sin preguntas que ha protagonizado esta mañana en Moncloa.

El presidente del Gobierno consigue tres objetivos con la sorprendente, audaz y quién sabe si suicida decisión de adelantar las elecciones. Por un lado, provoca que se deje de hablar de la clarísima victoria del PP en los comicios de ayer, que prácticamente barrió el poder territorial del PSOE, y frena que los barones defenestrados empiecen a alzar la voz responsabilizando al propio Sánchez de su defunción política. Esta misma mañana, aunque luego ha aclarado que no se refería al líder del PSOE, el todavía presidente valenciano, Ximo Puig, emplazaba a «preparar la alternativa» para las generales.

El segundo objetivo es que fuerza a Podemos y a la plataforma de Yolanda Díaz, Sumar, a una negociación exprés de apenas 10 días si quieren concluir de forma conjunta en los comicios del 23 de julio. Uno de los análisis que dejan los resultados del domingo es que las formaciones a la izquierda del PSOE no han aguantado. Especialmente Podemos, pero tampoco les ha ido nada bien a Compromís, los Comuns y Más Madrid, las tres formaciones más cercanas a Díaz. Así las cosas, toda decisión que no pase por acudir a las urnas conjuntamente puede ponerlos al borde de la desaparición.

Sánchez pretende recuperar la iniciativa, perdida por una campaña errática para el 28M.

Y el tercer objetivo es que la campaña electoral se celebrará en plenas negociaciones para constituir los gobiernos de las comunidades autónomas que ayer eligieron a sus parlamentos. Sánchez confía en que el ruido provocado por los contactos entre el PP y Vox para configurar estos ejecutivos le beneficie, no en vano la ultraderecha ya dejó claro durante la campaña electoral que iba a endurecer su postura y que el objetivo era estar en el mayor número de gobiernos posibles.

Con la decisión anunciada hace unas horas, Sánchez pretende recuperar la iniciativa, perdida por una campaña errática para el 28M que en ningún momento ha conseguido reaccionar a las polémicas que iban surgiendo, como la presencia de antiguos etarras en las listas de EH Bildu, socio preferente del Gobierno, o el presunto fraude del voto por correo, ya fuera en Melilla o en Mojácar.

Con la convocatoria electoral del 23 de julio, el presidente del Gobierno parece que reta al conjunto de los ciudadanos más que al propio líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Asume el relato de que la derrota de este domingo es responsabilidad suya y le ofrece a los españoles la posibilidad de decírselo a la cara, sin intermediarios. De echarle de la Moncloa seis meses antes de lo previsto si así lo desean.

Sánchez ha jalonado su trayectoria de decisiones audaces. Esta es una más. Queda por ver si el 24 de julio tendremos que escribir su epitafio político.

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