El pasado 27 de marzo fui invitado a participar en el principal evento nacional de protagonismo de la sociedad civil, que preside el prestigioso economista Aldo Olcese, también presidente de la Fundación Independiente, uno de los principales centros de think tank de pensamiento existente en nuestro país.

La edición de este año con el título de «Regenerar España», al contrario de lo que podría deducirse del título, tenía una proyección profunda de optimismo, y de cómo la sociedad civil debe incrementar su protagonismo para conseguirlo. El propio Aldo Olcese empezaba indicando la oportunidad de España como país en el sector de la energía, que es la principal preocupación y causa de conflictos económicos actualmente, porque podemos conseguir un mix de producción muy interesante, en coste y diversificación entre las distintas fuentes: atómica, solar, eólica, y gas, lo que puede ser ventajoso respecto a los países de nuestro entorno y producirá ventajas competitivas en el medio plazo.

El presidente de los empresarios afirmaba que había que preguntarse ¿qué no es sociedad civil en nuestro país?, ya que una sociedad en que el tejido empresarial es de pymes y autónomos debe estar comandada por esta sociedad civil, y ello debe ser la clave del éxito si queremos mayor protagonismo de la misma.

Para fortalecer la sociedad civil, se apuntó por los distintos representantes de la mesa de «La España que nos une», a que empresarios y profesionales de prestigio deberían ser profesores asociados a las universidades; y viceversa: catedráticos estar en empresas dedicando un número reducido de horas, y sin cobrar en ambos casos, para que esta conjunción forme parte de un fortalecimiento de la misma. Añadían que la sociedad civil debe capitanear la cultura del esfuerzo y la moderación como virtud: la cultura de las tres «T», trabajo-talento-tenacidad. Por parte del representante del think tank de criterio joven, se referían a que las nuevas tecnologías deben estar por encima de diferencias ideológicas para avanzar, y que en el mundo de las redes sociales faltan los influencers intelectuales, que es un vacío importante para esta sociedad civil joven que tomará el relevo de las decisiones en un futuro.

En la mesa sobre elecciones políticas y sociedad civil, se habló de sano escepticismo, de la crisis de la clase media que pierde peso, y el resultado de ello es la crisis política, la falta de instituciones sólidas, y especialmente la falta de élites pensantes, lo que ha llevado a la España fallida. La conclusión fue que no hay élites en España, solo hay poderosos, tanto a nivel político como empresarial, incluso se diferenció a los empresarios de fuera de Madrid, que tienen estilos distintos; los poderosos ejercen el poder, pero no con valor cívico, sino que buscan la sumisión, a diferencia de las élites. Se citó que en Francia son conscientes de sus problemas, ya que la élite intelectual reconoce la decadencia que se sufre, autocrítica que no existe en España.

En la mesa de Europa «¿liderazgo o dependencia?», se aportaron visiones de futuro de cómo fomentar la unión bancaria con un fondo de garantía de depósitos, la necesidad de ir a una armonización fiscal entre los 27, y que la política comercial europea, que aparentemente es un éxito, debe ir acompañada de la revisión de la Unión Europea como potencia económica ya que en 1980 el PIB de la UE representaba el 30% del mundial y hoy en día está en la mitad: el 15%, porcentaje que conseguimos con solo el 7% de la población mundial. ¿Quiere la EU ser una potencia geoeconómica? ¿Cómo va a afectar a la competitividad europea empezar a pagar por los derechos de emisión de gases de efecto invernadero?

La globalización actual evolucionará -según los ponentes de la mesa- a una globalización más segmentada, por áreas de influencia, y en este sentido se apostó por desarrollar alianzas con América del Sur para tener mayor influencia en esta área del mundo. La UE debe tener una geopolítica independiente de la de EE UU, para ello sería necesario tener una política de defensa común. La suma de gastos en defensa de los países de la UE es cinco veces superior a Rusia, pero al no ser común no es eficiente ni tiene peso mundial. En la mesa se abogó por dar pasos adelante en este punto, partiendo de la base de que, ya en 1952, se creó la comunidad de defensa, pero en el mismo momento de su creación Francia la vetó y aún hoy no hay una política de defensa común a nivel interno de Europa, ni internacional.

En el congreso hubo otras muchas mesas, y se anunció que el próximo congreso se celebraría en Sevilla, desgraciadamente la falta de participación de entidades de Baleares no nos permite poder optar a tener un congreso en las islas para potenciar nuestra sociedad civil.