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Pilar Garcés

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Gwyneth Paltrow | La novia de los más guapos pone nota

Gwyneth Paltrow, en 2019, en una gala de una ONG de lucha contra el sida ETIENNE LAURENT

A Gwyneth Paltrow las cosas le acaban saliendo bien, por algo su nombre tan difícil de pronunciar significa en galés «suerte» o «felicidad». Tiene buen karma, que diría el prospecto de cualquiera de los productos de Goop, la exitosa empresa de estilo de vida que posee y con la que comercializó artículos tan estrafalarios como una carísima vela con el olor de su vagina o parches para equilibrar la energía corporal.

La inolvidable Viola de Lesseps de Shakespeare in Love acaba de ganar un juicio al hombre que la denunció tras un accidente de esquí ocurrido en 2016 y judicializado tres años después. El demandante, un optometrista jubilado, afirmaba que había sufrido una lesión cerebral después de que la actriz impactase con él en una pista nevada de Utah. Por ello, le reclamó tres millones de euros que luego rebajó a 300.000.

Menos sobreactuada, la oscarizada intérprete contraatacó asegurando que fue él quien colisionó contra su espalda, y le pidió una indemnización de un dólar y los honorarios de sus abogados, que no deben ser poca cosa. Después de ocho días de un juicio seguido al minuto por televisiones y redes sociales, con análisis exhaustivos de cada uno de los atuendos elegidos por Paltrow para ofrecer la imagen más inocente, y críticas jocosas a algunas de sus respuestas («¿Qué perdí por el accidente? Pues día y medio de esquí en familia»), el jurado le dio la razón sin ningún género de dudas.

«Te deseo lo mejor», le susurró al marcharse la ganadora a su contrito acusador, que le respondió «gracias, querida». Quién necesita una serie de Netflix o un papel en una superproducción con espectáculos judiciales como este, con final feliz.

Porque Paltrow, que habla un castellano perfecto porque hizo un intercambio de adolescente en Talavera de la Reina, no se prodiga por las pantallas desde que hace cuatro años volviera a encarnar a Pepper Potts en Los Vengadores, despidiéndose de su personaje porque, en sus propias palabras, ya no está en edad de calzarse más las mallas.

La calidad de sus músculos abdominales, exhibidos hace unos días en la gala de los premios de la moda de Los Ángeles, desmiente, sin embargo, cualquier prejuicio sobre su gran estado de forma a los 50 años. Dieta paleo, dieta flexiteriana, «matarse de hambre» en sus propias palabras, y una rutina de ejercicio físico que no abandona ni aunque haya salido la noche de antes con su actual esposo, el productor Brad Falchuk, amigos como Cameron Díaz y su marido, o los duques de Sussex, que el pasado fin de semana celebraron con sushi y la flor y la nata de Hollywood la fiesta post coronación de Carlos III. Seguro que Harry y Meghan encontraron en la protagonista de Emma unos oídos empáticos y buenos consejos para las rupturas familiares incruentas, como el «desemparejamiento consciente» que ella misma gestionó con su exmarido Chris Martin, el vocalista de Coldplay y padre de sus dos hijos, Apple y Moses.

De su envidiable lista de amores fue invitada a hablar hace poco en el podcast de comedia y consejos Call her Daddy. Es en este tipo de espacios, a menudo presentados por celebridades, donde últimamente los famosos se encuentran a sus anchas para relatar intimidades y ofrecer sus opiniones a tumba abierta. Gwyneth Paltrow, que no suele tener pelos en la lengua y fue una de las fuentes oficiales en la investigación periodística sobre los abusos del productor Harvey Weinstein a un buen número de actrices, se prestó sin reparos a calificar sexualmente a sus antiguos novios en el juego Brad o Ben.

Podría pensarse que puntuar amantes es cosa de hombres, pero también el #MeeToo acabó con este privilegio. De manera que así sabemos que Ben Affleck era «técnicamente perfecto» en la cama, aunque ella preferiría volver a acostarse con Brad Pitt, con quien tenía «una gran química» y llegó a comprometerse, pero rompió porque no se encontraba preparada para el matrimonio.

Según su relato, él se le declaró mientras se encontraban en Argentina rodando Siete años en el Tíbet. Fue un momento muy romántico, aunque ya no se acuerda de qué le dijo exactamente el actor de Oceans’Eleven. Acabáramos. Si puedes olvidar algo así, es que la vida te ha dado otras cosas más importantes que almacenar en tu disco duro. Y en ese caso volvemos al principio, cuando decíamos que hay mujeres con suerte hasta en el nombre de pila.

Gwyneth Paltrow, en 2019, en una gala de una ONG de lucha contra el sida.

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