Carlos Alcaraz es el mejor tenista del mundo ahora mismo, el líder de la ATP, y el nuevo ídolo de los chavales. Lo hemos comprobado en el Mutua Madrid Open. Los jóvenes se agolpaban a la salida o a la llegada de las instalaciones para conseguir una fotografía, un autógrafo, una mirada. Cualquier cosa era buena. El murciano sonreía agradecido y dedicaba todo el tiempo del mundo a satisfacer a sus admiradores. Como debe ser, cercanía con la gente. Que aprendan los futbolistas, cada día más alejados de los aficionados que hacen posible que el fútbol sea lo que es. Pero volvamos a Carlitos. Se trata de un chaval que transmite naturalidad, simpatía y humildad. Hace unos días se mostraba emocionado con la posibilidad de poder saludar a Messi en los Laureus. Lo hizo y se ruborizó como el admirador que es al conocer a su ídolo, lo que él ya es para mucha gente. Porque su carisma es indiscutible. En la pista, con un tenis agresivo y a la vez técnico (esas dejadas increíbles provocan incredulidad en los rivales y asombro en los aficionados) y fuera de la cancha con un desparpajo insultante y una sonrisa inocente, la de un chico que vive esta etapa con ilusión, disfrutando de cada momento con la inconsciencia de la edad. Esa que hace que las ganas le puedan a la presión.

Alcaraz tiene un excelente espejo en el que mirarse, un referente: el gran Rafa Nadal. Siempre elegante con el público y con los rivales, apenas se le recuerda alguna salida de tono o polémica. Rafa siempre ha sido un ejemplo por su comportamiento en la pista y por sus declaraciones siempre medidas, ajustadas, sinceras y educadas. Son dos tenistas y dos personalidades muy diferentes, eso está claro. Y no debemos compararlos (básicamente porque la carrera de Rafa es prácticamente irrepetible) pero ambos rebosan carisma. Qué afortunados somos. Nadal ha sido y sigue siendo el mejor embajador de España en el mundo. Una leyenda del deporte mundial y candidato a mejor tenista de la historia. Casi nada. Carlitos es aire fresco en un mundo en el que cualquier recién llegado se comporta como una estrella, mirando a los demás por encima del hombro. Bravo Don Carlos Alcaraz. Enhorabuena por su tenis y por su cercanía. No cambie.

Un salvador llamado Alberto Marí. El gol del canterano del Valencia (cómo sonreía tras el partido) en Balaídos puede suponer un punto de inflexión en la permanencia del equipo. Baraja y la afición, respiran, pero hay que rematar la faena.

El Celta se complica la vida. Carvalhal ha perdido las riendas del equipo, y eso que cuenta con una plantilla estupenda. Gabri Veiga ha bajado el rendimiento, pero son los veteranos los que tienen que dar la cara para no agravar la situación.

El Atleti se deja ir en Elche. Caer derrotado ante un equipo ya descendido cuando te estás jugando el subcampeonato con el Madrid (y unos cuantos millones de euros), no es de recibo. Hay que darlo todo hasta el final.

Marc Márquez es incombustible. A pesar de las lesiones y de los problemas con su Honda, ha peleado por el podio hasta que una caída le ha dejado fuera de la carrera de Le Mans justo al final. En mentalidad también es un campeón.