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JOrge Dezcallar

Canas y Política

La edad no hace sabios, hace viejos. Bob Hope decía que uno es viejo cuando las velas cuestan más que la tarta y tenía razón. Lo que pasa es que esos viejos tienen experiencia y algunos son capaces de utilizarla con inteligencia. No todos, pero muchos. Aportan prudencia. En realidad los viejos no lo hacen mal en política y lo demuestran presidentes como Pertini, Napolitano y Mattarella, que con edad avanzada contribuyen a poner orden y sentido común en la enrevesada política italiana. En Portugal Marcelo Rebelo de Sousa también tiene 75 años. El mismo Xi Jinping cumplirá 70 en junio. Tienen mérito en un mundo que nos quiere a todos jóvenes y atléticos.

Una encuesta de USA Today/Suffolk University concluye que la mitad de los norteamericanos creen que la edad ideal para ser presidente está entre los 51 y los 65 años, a pesar de que cinco de los últimos ocho candidatos a la presidencia pasaban con holgura de los 65 y son numerosos los senadores que tienen más de ochenta años. La misma Nancy Pelosi tenía 83 cuando la victoria Republicana en las elecciones de Mid-Term la jubiló como Speaker de la Cámara de Representantes y nadie discute su buen hacer.

Viene esto a cuento porque esta semana Joseph Biden ha anunciado que se presenta a la reelección cuando va a cumplir 82 años, lo que implica que dejaría la presidencia con 86 batiendo un récord en la historia norteamericana. Y si ganara Donald Trump volvería a la Casa Blanca con 78 años... que son los que tenia Biden cuando le derrotó en 2020. Adelanto mi opinión para que no haya dudas: prefiero a Biden con 82 antes que a Trump con 78, y confío en que su imagen de moderación se imponga frente al extremismo que parece haberse apoderado del partido Republicano.

La responsabilidad de dirigir a la mayor potencia mundial exige estar en perfectas condiciones físicas y mentales y no cabe duda de que la edad influye en esas cuestiones que los electores deben tener en cuenta, aunque la realidad es que en una sociedad tan polarizada como la norteamericana la inmensa mayoría vota por siglas y colores, Demócrata o Republicano, rojo o azul, y solo después mira la cara del candidato. Los que la miran son los indecisos... que si la votación es apretada pueden decidir el ganador. Y desde luego la mirará Trump, que convertirá la edad de Biden en el eje central de su campaña contra el que llama «Sleepy Joe» (amodorrado). Con deterioro mental estaba Reagan mientras la URSS se deshacía y con deterioro físico estaba Roosevelt cuando terminaba la 2GM y el país siguió funcionando... aunque desde luego no sea lo ideal.

En estos momentos todo hace pensar que la próxima elección será entre un Biden de 82 años y poco carisma en támden con una gris Kamala Harris (Biden no lo ha hecho mal en Ucrania pero su nivel de popularidad está en torno al 40% desde la chapucera retirada de Afganistán), y un Trump que no respeta la democracia, siempre bordea los límites de la ética y de la legalidad cuando no los traspasa abiertamente, y está envuelto en una maraña de problemas judiciales. En definitiva, dos candidatos poco atractivos. No hay que olvidar que Biden ganó las primarias Demócratas hace cuatro años porque Bernie Sanders, tampoco un niño y muy escorado a la izquierda, dio miedo a la maquinaria del partido que optó por la experiencia y moderación del senador de Delaware. Y ¿qué decir de Trump? Es cierto que ha abducido al partido Republicano y que la economía funcionó como un tiro bajo su mandato, pero su forma populista y errática de gobernar y su rechazo a reconocer la derrota, que culminó con el vergonzoso asalto al Capitolio, han deteriorado la calidad y la imagen ante el mundo de la democracia norteamericana.

Hasta ahora no parecen haber surgido rivales serios que amenacen la nominación de ambos a la presidencia, pero todavía es muy pronto y habrá que esperar a que empiecen las primarias (3 de febrero en South Carolina) para ver con más claridad.

Biden pide tiempo para «terminar el trabajo» que comenzó en 2020. Los electores decidirán si se lo dan a pesar de sus años. Son unas elecciones a seguir de cerca porque su resultado nos afectará a todos.

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