Hace unos meses, el Director General de Presupuestos me preguntaba, para confirmar su intuición, si en este momento había más demanda de inversiones en modernización por parte del sector agrario, de la que podíamos atender con las subvenciones previstas. Le contesté afirmativamente y le expliqué que era un buen síntoma del cambio de tendencia que llevamos arrastrando desde el 2019. Son varias las formas que tenemos para testar la evolución de la inversión en el sector agrario, y el seguimiento de la línea de FEADER de inversión en modernización de explotaciones agrarias es una de ellas. En el periodo anterior de la PAC que ocupó los años 2007 a 2013 la situación era la contraria. Era difícil poder gastar todo el presupuesto disponible en parte por la falta de proyectos, lo que llevó por un lado a flexibilizar los criterios de selección y por otro a elevar la intensidad de las ayudas. Con este escenario, el gasto público planificado en esta línea para todo el periodo 2014-2020 era de 28,5M euros y explica también en parte que en las convocatorias de 2015 a 2017 solo el 42% de los beneficiarios fueran agricultores profesionales o prioritarios. Pero en 2019 tuvimos que impulsar un primer cambio de orientación para poder apoyar las inversiones planificadas por el sector profesional puesto que el presupuesto inicial estaba prácticamente agotado. Aprobamos un primer aumento de la dotación presupuestaria hasta llegar a los 40,58M euros y en 2020 aprobamos un segundo aumento hasta los 43,78M euros. Finalmente, en verano de 2022, aprobamos un último incremento de 8,6 M euros de manera que gasto público total comprometido en esta linea para todo el periodo ha quedado en 52,81M euros. Esto significa que durante la legislatura 2019 a 2023 desde la Conselleria hemos buscado la manera de cubrir un compromiso de gasto de 23,81 M euros adicionales sobre los planificado hasta el año 2020, lo que significa un 83,3% más. Hemos asumido el esfuerzo con un objetivo bien claro. Poder apoyar los proyectos de inversión y modernización de al menos, todas las explotaciones prioritarias y profesionales.

En total han sido 1.938 proyectos aprobados de un total de 3.656 solicitudes presentadas. La inversión total realizada por el sector agrario solo en proyectos acogidos a esta línea supera los 110,26M euros, es decir, más del doble de lo subvencionado. Pensemos que solo el IVA generado por estas inversiones ya son los 23M euros adicionales. A esto se le suma que toda esta inversión implica de forma directa beneficio para otros sectores económicos. La inversión media por proyecto ha pasado de 53.668 euros a 66.699 euros. El importe promedio de la subvención concedida ha pasado de 28.826 euros a 37.415 euros. También es importante destacar que en cada convocatoria, el 35% de los proyectos de modernización aprobados son de explotaciones en producción ecológica pero que suponen el 40% de la inversión total. Por otro lado, resulta positivo ver que la medida de modernización en inversiones está sirviendo para consolidar la incorporación de los jóvenes, y, así, el 36% de estos jóvenes solicitan en los dos siguientes años un proyecto de modernización que les sirve para ampliar la dimensión económica de sus explotaciones. Sin embargo, por tipo de inversión, sigue pesando mucho la inversión en maquinaria con el 56% del total y un 26% en el capítulo de construcciones y bienes inmuebles, el 17% en instalaciones y equipamientos y el 1% en honorarios profesionales. Esta distribución de la inversión indica que las explotaciones agrarias y ganaderas tienen un déficit importante de recapitalización de la propia explotación y que sigue siendo necesaria la inversión que llamamos básica.

Con el ánimo de seguir orientando el desarrollo sectorial, en la convocatoria de 2021 e inaugurando el nuevo periodo de programación, dimos un nuevo paso de la manos de las organizaciones profesionales y cooperativas. Ahora sí, se trataba de hacer hincapié en el tipo de proyecto y el tipo de inversión auxiliable. Se trata de incentivar el esfuerzo de modernización e innovación apoyando buenos proyectos. Los criterios de selección se distribuyeron en tres bloques; económico, social y medioambiental. El peso de la inversión en digitalización, innovación, eficiencia energética, economía circular, integración vertical, bienestar animal, pero también de aumento de la dimensión económica de las explotaciones o de la mejora de la calidad del vida del ganadero toman peso a través de los criterios de concurrencia que servirán para la selección de las inversiones. Como siempre hemos hecho, el sistema se ha ponderado de manera justa para que todas las explotaciones que quieran modernizarse mirando al futuro encuentren su propia camino, pero sin duda, el sector debe entrar en una nueva fase de madurez y las inversiones son clave para ello.