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Miguel Vicents

El cuento chino municipal

El Ayuntamiento de Palma ha negado esta semana la declaración de interés municipal a la celebración de la Semana Santa en Ciutat, después de otorgarla en enero al Año Nuevo Chino, al encuentro de cofradías de Sant Sebastià, que organiza la asociación Orgull Llonguet y la Obreria de Sant Sebastià durante las fiestas del patrón, y en junio de 2022 a la Palma Pride Week, que ni siquiera llegó a celebrarse y provocó la división del movimiento LGTBI y una crisis municipal que acabó con la salida de dos concejales de Podemos del equipo de Gobierno

Pero es esa capacidad de generar polémicas de la nada uno de los rasgos definitorios del actual consistorio durante los últimos cuatro años, tarea a la que se entrega con tanta dedicación que la acumulación de pifias corona ya su balance de gestión. Si en la declaración de interés municipal hubiera atendido como un simple trámite la petición de los grupos municipales de Vox, PP y Ciudadanos habría evitado fácilmente este nuevo ridículo. Porque hasta una víctima de la LOMLOE puede llegar a entender sin demasiada dificultad la relevancia de la celebración de la Semana Santa en Palma y su arraigada tradición, incluso sin atender a la significación que tiene para la comunidad católica, solo a su carácter histórico y cultural, a las cofradías de todos los barrios y parroquias que participan en las procesiones y actos, y a la movilización ciudadana que genera cada año. Afortunadamente, la declaración tampoco obliga al consistorio a repetir excesos del pasado ni a manifestar confesión alguna, solo faltaría. Pero el equipo de Gobierno, pese a todo, ha sentido la necesidad de decir que no, que el interés municipal es otro, que desprecia la Semana Santa, aunque no hay día mundial de lo que sea que no cuente con su banderita correspondiente en el balcón del Cort.

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