Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Oblicuidad

Matías Vallés

‘Navalny’, el heroísmo todavía es más duro en Rusia

Es importante aclarar si un valiente viene definido por la importancia de la causa que defiende, o por lo que arriesga al enarbolarla. Para resolver esta cuestión en 2023, se necesita haber visionado dos de los cinco documentales aspirantes al Oscar en su categoría. De un lado, Toda la belleza y el dolor describe el combate de la fotógrafa Nan Goldin, contra la familia Sackler enriquecida con los opiáceos que han causado una matanza en Estados Unidos. De otro, Navalny narra la peripecia del disidente encarcelado hasta tres veces además de intoxicado, por orden de Putin. Se determinará aquí si es más duro ser envenenado en Estados Unidos con OxyContin o en Rusia con el Novichok. Nada menos. 

Para quitarse de encima el conflicto superficial estrictamente cinematográfico, Navalny merece el Oscar obtenido y recogido por Yulia Navalnaya, la esposa del protagonista que lleva trece meses sin haber podido visitar a su marido. El retrato de Alexei Navalny es tan poderoso al menos como Fire of love, el extraordinario montaje sobre el matrimonio de vulcanólogos fallecidos en plena erupción, que se quedó sin recompensa en Hollywood. En cambio, Toda la belleza y el dolor resulta pretencioso desde el mismo título, All the beauty and the bloodshed. La galardonada directora Laura Poitras nunca alcanza en los opiáceos la maestría que alcanzó en el descubrimiento al mundo de Edward Snowden, un relato que dejaba sin aliento. Juega con la desventaja de la antipatía que despierta Goldin, pero nos estamos adentrando en la parte no estética de la discusión.

Goldin se enfrenta al imperio farmacéutico Purdue, Navalny se mide con el Kremlin. La celebrada frase de Felipe González, con múltiples versiones que pueden sintetizarse en «Prefiero que me apuñalen en el metro de Nueva York a morir de aburrimiento en Moscú», aflora en el duelo aquí inventado entre ambos activistas. Según muestra Toda la belleza y el dolor, el riesgo máximo que corre la fotógrafa consiste en ser maniatada con esposas de plástico antes de ser introducida en una furgoneta tras una manifestación en la metrópolis. El ganador de un Oscar por documental interpuesto está encerrado en confinamiento solitario en una colonia penitenciaria, con un juicio pendiente con petición de 35 años. Y prosigue impertérrito su labor de zapa, con la escena digna de Gila en la que telefonea a todos los sicarios que le envenenaron. Navalny y Goldin son dos valientes, pero el heroísmo todavía es más duro en Rusia.

Compartir el artículo

stats