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Felipe Armendariz

PENSAMIENTOS

Felipe Armendáriz

La vivienda será su tumba

La vivienda, o más bien la imposibilidad del acceso a la misma, va a ser la tumba electoral en que van caer los actuales gobernantes progresistas de Balears. Cierto que hemos pasado una pandemia infernal y que estamos inmersos en una peligrosa y tóxica guerra contra Rusia, pero nuestros políticos no han sabido ver un cáncer extendido y paralizante.

El maldito covid-19 acaparó las energías de todas las administraciones, que se desgañitaron en búsqueda de mascarillas, vacunas y ayudas económicas para los damnificados. Esta época, que, afortunadamente, se ha podido superar, aunque con severas secuelas para la sanidad pública, no contaría a la hora de examinar las actuaciones públicas en vivienda. Podríamos decir que fueron tiempos excepcionales, donde la prioridad fue la lucha contra la plaga y sus consecuencias. Sin embargo, cabe recordar que en los años del covid-19 seguían existiendo las consellerias, concejalías, direcciones insulares y ministerios con competencias en la promoción inmobiliaria y la ordenación del territorio. No hicieron nada.

Tanto Francina Armengol, presidenta del Govern, como José Hila, alcalde de Palma, han ejercido el poder durante dos legislaturas. Ocho años (menos para Hila) son un período más que suficiente para, y a pesar de virus pandémicos, guerras globales y pertinaces rachas inflacionistas, haber hecho algo. Sabemos que las cosas de palacio van despacio, pero las instituciones al menos podrían haber puesto las bases para paliar un poco la dramática situación. No lo han hecho.

Como muestra un botón: Son Busquets y la isla de Nunca Jamás. Llevamos años, qué digo años, décadas, oyendo hablar de que en el antiguo cuartel palmesano se van a levantar casas sociales.

Es un tema recurrente, bonito como reclamo electoral, aunque, en realidad, es un tocomocho. Ni sé, ni me importa, quién tiene la culpa de que allí no viva nadie con rentas medias, bajas o nulas. Me da igual que sean los ministerios de Defensa o Transportes, el Govern, Cort, el Consell o la NASA. Los 831 pisos de protección oficial ni están ni se les espera.

La última novedad en este culebrón es que el proyecto no se aprobará en esta legislatura. Lo malo es que nadie garantiza, a día de hoy, que el pacto del progreso repita en la capital. De hecho, Jaime Martínez, el dirigente del PP aspirante a alcalde de Ciutat, ha manifestado que no le convence el proyecto, que se trata de una zona ya saturada y que hay que dejarlo correr. Martínez está muy bien situado para coger la vara municipal, siempre que el PP y Vox de Madrid no digan lo contrario.

Nuestros dirigentes no pueden alegar ignorancia en su descargo. Este periódico ocupa buena parte de su espacio en denunciar los severos obstáculos para conseguir un hogar digno en las islas, ya sea en propiedad o en alquiler. También informa de la infernal subida de precios en ambos mercados y de numerosos, y sangrantes, desahucios.

Hasta expolíticos, como los integrantes de la asociación Visc a Mallorca, han sacado las vergüenzas a los gobernantes. Esta plataforma sitúa la falta de vivienda accesible a la altura de los sobrecostes de la insularidad, el cambio climático, el expolio fiscal y la pérdida del uso social del catalán. Pese a todo, nos piden que acudamos a votar: así haremos.

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