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Matías Vallés

Oblicuidad

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Gary Lineker pone a prueba la grandeza de la BBC

Gary Lineker comparte con John McEnroe o Mats Wilander el honor de haber mejorado en el comentario la gloria que alcanzaron en la práctica deportiva. El futbolista era el presentador mejor pagado de la BBC, cuando la semana pasada comparó la política migratoria del Gobierno británico con la Alemania nazi. Fue suspendido el viernes tras un cuarto de siglo al frente del programa El partido del día, y repuesto en el cargo al lunes siguiente. El interín fue un apasionante thriller.

El presidente y el director general de la BBC, autores de la sanción, obedecen a la disciplina férrea de Boris Johnson. A pesar de su filiación, ni los conservadores ni los laboristas aprobaron el despido de la estrella. El plató del programa se vació de colaboradores solidarios, la duración de Match of the day se redujo a una mísera cuarta parte. Hasta aquí se podría plantear qué hubiera ocurrido si se hubiera inmolado a un periodista de menor prestancia, por no hablar de la oportunidad del comentario político en redes aunque corresponda a un especialista deportivo.

Lineker puso a prueba la grandeza de la BBC y, desde el prisma informativo, la Tiita Beeb se mostró a la altura de las circunstancias. Los telediarios detallaron lo ocurrido con crudeza y sin paños calientes, periodistas de sueldos muy inferiores al futbolista se arriesgaron en primera línea. Las piezas más detalladas sobre el devenir de los acontecimientos llevaban incorporadas las siglas de la cadena, sufragada por todos los británicos que poseen un receptor. En concreto, una noticia de unos diez minutos de duración sobre el despido de facto no ahorraba ni una autocrítica, y se estudiará en las facultades. Enunciados como «La BBC se está jugando su prestigio» o «El retraso en una toma de decisión empeora la situación de la BBC» se emitían desde la propia BBC. Sin obviar jamás a los directivos y autores de la condena al ostracismo, que balbuceaban que «la imparcialidad es muy importante para nosotros».

A la competencia de la BBC le hubiera costado igualar la determinación de la televisión oficial en el abordaje de su crisis. La experiencia obliga a mostrarse cauteloso con los millonarios altruistas, por mucho que Lineker haya acogido a inmigrantes en su casa, pero la BBC ha vuelto a justificar su rango de medio más visto y leído del mundo en internet.  

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