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Jose Jaume

El PP ganará las elecciones del 28 de mayo, pero será difícil que gobierne

Ganar las elecciones no equivale a ser el primero en votos, le ha sucedido tanto al PP como al PSOE, ahora el PP puede naufragar en Mallorca siendo el más votado

Nos encaminamos hacia las elecciones autonómicas más abiertas de las celebradas desde que, en la lejana primavera de 1983, inopinadamente Gabriel Cañellas, gracias al respaldo de Jerónimo Albertí y los poderes económicos mallorquines (la familia March), se hizo con la presidencia de la recién creada Comunidad Autónoma desplazando a quien se daba por su seguro usufructuario, el socialista Félix Pons. Albertí, siempre en privado (ha sido y es demasiado civilizado y decente para hacerlo en público), no dejó de arrepentirse de lo que se le obligó a hacer; hay que colegir, con fundamento de causa, que en la Fundación March no sienten que fuera su mejor actuación, por otra parte alejada de la liberal tradición familiar. Aquello enfangó a la autonomía balear: Cañellas acabó, muchos años después, siendo apiolado por José María Aznar, porque no podía ser «una piedra» en su camino hacia La Moncloa; sus sucesores concluyeron de mala manera: el efímero Cristóbal Soler, hoy independentista, cosas que pasan, liquidado por Cañellas manu militari; Jaime Matas elevó los índices de corrupción hasta el paroxismo. Después, el socialista Antich, en sus dos mandatos, fue un inútil, ayudado en el desempeño por los clérigos del PSM (Més), y así hasta que la debacle sin parangón del amigo de los cataríes, el todavía hoy eurodiputado de Ciudadanos José Ramón Bauzá (nunca el PP ha vivido una derrota como la que protagonizó), dejó paso franco a la actual presidenta, Francina Amengol. ¿Es factible su tercer mandato dada la anunciada nueva eclosión de las derechas? La niebla se ha hecho tan espesa que es complicado atisbar lo que vaya a suceder el 28 de mayo. Desaparecido Ciudadanos, del que no quedará ni el recuerdo, es plausible augurar que el PP llegará el primero, será quien obtenga mayor porcentaje de votos; eso ni por asomo presupone que le otorgue la presidencia a su candidata, Marga Prohens, cooptada por los poderes que en el PP se amalgaman en torno al convoluto de Campos.

 La composición de la Cámara legislativa balear que saldrá de las elecciones de mayo será peliaguda para armar una sólida mayoría de gobierno. De no darse un resultado que nadie espera por estimarse imposible, el PP quedará, en la búsqueda de los 30 diputados, los de la mayoría absoluta que dan pie a obtener investidura, obligado a pasar bajo las horcas caudinas de Vox: ya ha dicho el PP en Madrid, como informaba su diario de cabecera días pasados, que se tendrá libertad en los territorios para pactar con la extrema derecha si no hay más remedio, que no lo habrá. El nudo gordiano se halla en que es altamente factible que también se requiera el concurso de El Pi; al partido de Melià, el que fundó Jaime Font (abandonó despechado la política), ideológicamente casi nacionalista bebiendo en las inagotables fuentes de las que se sacia el PNV, componérselas con el PP le puede valer, pero tener que hacerlo además con Vox , y ya no se endosan las miserables triquiñuelas usadas por Ciudadanos en su día, que han acabado con el partido, no va a ser asumible para los que, como mínimo, se incluyen en un autonomismo cercano al nacionalismo. Entonces, ¿qué hacer? No hay respuesta por el momento.

A todo eso, el PSOE de Armengol contando, como cuenta, con Podemos o lo que sea, y los soberanistas de Més, o lo que tengan a bien anunciar que son, tal vez, solo tal vez, la entente con El Pi la vea uno y otro como atractiva e inevitable componenda, con lo que PP y Vox, a las puertas de la mayoría, seguirán en la oposición, o no, según peculiar léxico acuñado por Mariano Rajoy y fielmente enunciado por Núñez Feijóo. Los vientos que soplan desde Galicia no amainan.

Acotación anticipativa.- El martes toca la moción de censura con Ramón Tamames sentado, peculiaridad debida a sus 89 años. Yerra quien le desprecie y despache displicentemente la iniciativa de Vox. Feijóo ha de tentarse la ropa dejándose de bravuconadas. Las mociones de censura en ocasiones se envenenan.

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