Francina Armengol interroga a su persona de máxima confianza sobre la estrategia electoral:
-¿Tú qué harías, me presento como Francina o como PSOE?
-Tal como están las cosas, ya tiene mérito que te presentes.
Armengol se presenta, con voluntad de derrotar a los sondeos, y en la confección de las listas ayer desveladas se marca un triple Nájera. Apuesta por la marca Francina, igual que la alcaldesa de Calvià escogió una florida Margarita, sin siglas pero con mayoría absoluta. Y la doble presidenta de Balears opta a su tercer mandato por partida triple. Francina I al Consolat, Francina II al Consell y Francina III a Cort. Coloca a su «núcleo duro», sus palabras, en Palma y Mallorca. La intromisión es un alivio para José Hila y Catalina Cladera, pero sobre todo para sus votantes.
Para escenificar su ruptura con el entorno y su fidelidad a sí misma, Armengol (dejemos Francina a los electores) disuelve un gabinete demasiado ligado a siglas concretas. El cambio de Govern ya ha tenido lugar. Ahora mismo no queda ni un conseller en pie de PSOE, Més o Podemos. La decorativa Patricia Gómez tendrá un sueldo parlamentario por confidente, pero las listas señalan a su sucesor en Sanidad, el psiquiatra Oriol Lafau. En cuanto a la central nuclear Negueruela, es un ejecutivo autónomo en sí mismo.
Eliminar a los consellers es una extraña manera de presumir de gestión, pero el líder individual no tiene más corazón que el suyo. Armengol es ya una cazadora solitaria, y los reticentes pueden empezar por nombrar a algún conseller de Més o Podemos. O más fácil, a alguno de cualquier partido que no sea Negueruela. De todas formas, el fichaje izquierdista más impactante de ayer fue la contratación del progresista Toni Nadal por Alberto Núñez Feijóo.
