No puedo evitar acordarme del 8 de marzo de 2018. Fuimos muchísimas las que decidimos salir a la calle, las que incluso dejamos por unas horas nuestros trabajos para decir «basta», y eso en todo el país. Fue un día histórico. Recuerdo a cada una de las mujeres con las que compartí esos momentos y los que vivimos al año siguiente; también la sororidad que se respiraba en el ambiente.

Me he preguntado muchas veces qué nos unió tanto de repente para que al unísono decidiéramos rebelarnos. Y ahora, aunque sé que la pandemia ensombreció esas sensaciones, lo que me cuestiono es si me he perdido algo este tiempo y hemos conseguido todos esos logros por los que luchábamos años atrás y no me he enterado. Las marchas feministas por el Día Internacional de la Mujer fueron decayendo, la necesidad de convocar huelga esa jornada también...como si ya no tuviéramos nada importante que reivindicar.

Hace escasos minutos escuchaba en la televisión cómo una mujer presumía de no padecer machismo alguno porque su marido LE lavaba los platos, LE pasaba la aspiradora y LE hacía la colada. Hasta donde yo sé, cuando alguien TE hace algo es porque es algo tuyo. Esa mujer lo único que estaba revelando era que las tareas del hogar son suyas. Así que no, creo que no he sufrido ninguna especie de hibernación. Todo sigue prácticamente igual para nosotras.

No entiendo entonces esta desidia en la que nos vemos inmersas. Por no hablar de que este año, para colmo, estamos divididas por la Ley Trans. ¿Por qué hacemos esto?

La amenaza que supone para muchas mujeres la autodeterminación de género eclipsa un hecho fundamental: que estamos hablando de personas, de seres humanos. ¿Se merece alguien ser excluido de donde quiere estar?

A lo largo de la historia, y aún hoy en la actualidad, se ha querido evitar la presencia de las mujeres en innumerables ámbitos. No hagamos nosotras lo mismo.

Centrémonos en cuáles son nuestros objetivos y luchemos juntas por ellos. Cuantas más, mejor.

Algo nos hizo despertar hace unos años y rebelarnos entonces. Abramos los ojos de nuevo.