Me han dicho que tengo que hablar mallorquín para poder trabajar de médico en Mallorca. He tenido la suerte de conocer a un médico español, me parece que aragonés, que lleva un montón de años en la isla y que no ha tenido ningún problema para entenderse y que ha culminado una estupenda carrera sin tener que aprender esta lengua imposible que es el mallorquín ¡Parece ser que este antiguo dialecto viene nada menos que del catalán que se habla en Cataluña! Parece que no es más que una enrevesada forma de hablar que no hay quien la entienda y que la hablan cuatro gatos. No obstante, los políticos insisten en que para ejercer nuestra profesión tenemos que aprender esta imposible jerigonza ¿Y cómo lo consiguió ese doctor para poder triunfar en la isla? Pues muy sencillo, no hizo ni puñetero caso. Él a lo suyo, hablaba en español muy claro y despacito y se aprendió un par de frases graciosas que, al soltarlas, los pacientes locales se olvidaban de la lengua y se partían de risa. Como la que figura en el título, traducida. Otra divertida es la de qui barata es cap se grata o, para los psiquiatras, el boig de natura, mai no es cura.

Me dijo que el único problema es que hay una minoría fanática de políticos muy mallorquines, mucho mallorquines, que insisten en que tenemos que aprender mallorquín. Peor para ellos porque se van a quedar sin médicos suficientes para atender sus necesidades. Mi colega dice que en el fondo se trata de política, se pelean y cuando los nacionalistas dicen que la lengua mallorquina no se toca los que mandan se asustan y ceden, pese a que saben que lo mejor para la isla es que los mallorquines hagan un lógico esfuerzo para poder llenar el déficit de médicos que hay en Mallorca. Él está muy enfadado e insiste en que no se puede politizar algo tan importante como la salud. No se puede marginar a muchos colegas a los que les encantaría trabajar en esta bendita tierra y que por la culpa de una minoría extremista, se imponen requisitos tontos y quien sabe si legales para poder ejercer nuestra entregada labor profesional ayudando de paso a cubrir las vacantes que no se pueden llenar por culpa de esta caprichosa contienda política. Qué lástima, con lo que me gusta hacer el padel shuf.