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Antonio Papell

Inteligencia Artificial, jubilación y carga de trabajo

Toda Europa está reflexionando sobre el futuro del sistema de pensiones, a la vista de las nuevas tendencias demográficas que actúan sobre los antiguos planteamientos de partida, que se han vuelto inservibles. Los datos que provienen de fuentes comunitarias son básicamente los siguientes: la esperanza de vida en el conjunto de la Unión Europea, que era de 76,6 años en 2001, ha pasado a ser de 80,1 años en 2021, al mismo tiempo que ha bajado la tasa de natalidad en este periodo desde 1,57 nacimientos por mujer a 1,50. Consecuencia de estas tendencias, el porcentaje de personas mayores de 65 años ha pasado en Europa al 16% en 2001 al 21% en 2020 y se espera que alcance del 29,6 % en 2050.

Ante la prolongación de la vida útil de las personas, que se traduce en una mejor salud a edades avanzadas, la mayoría de los países comunitarios está planeando retrasos de la edad de retiro, que facilitarán la sostenibilidad del sistema de reparto, que es el que impera en toda la UE (el sistema de capitalización ha fracasado en Chile, único país en que se implantó con todas las consecuencias y de la mano de una férrea dictadura).

En nuestro país, una reforma muy polémica de 2011 impulsada por Rodríguez Zapatero en plena crisis económica y bajo presión comunitaria, estableció un retraso gradual de la edad de jubilación, que va incrementándose lentamente desde entonces y que alcanzará los 67 años en 2027. En el resto de Europa, donde no existe una política común al respecto, las posiciones son variadas pero tienden generalmente hacia un leve ascenso, más o menos tolerado por las sociedades respectivas de cada país. En Francia, donde Macron pretende subir la edad de retiro de 62 a 64 años (seguiría siendo de las más bajas de la web), se ha organizado en cambio una potente corriente de oposición que está obstaculizando la medida.

Este debate está teniendo lugar en un terreno teórico que poco tiene que ver con la realidad previsible. Porque los planteamientos se efectúan considerando un crecimiento vegetativo del trabajo disponible y un reparto de este basado en el relevo generacional. Cuando la realidad será muy distinta: el ascenso imparable de la inteligencia artificial (IA) reducirá inevitablemente el trabajo disponible en plazos muy difíciles de calcular hoy día pero desde luego lo suficientemente breves para que pronto tengamos que ver una reducción creciente de trabajo disponible en aquellas tareas repetitivas o rutinarias o en las que, simplemente, sea posible establecer pautas susceptibles de ser obtenidas por una máquina que se nutra con los datos que le aportemos. En estas pasadas semanas hemos asistido a alardes en materia de inteligencia artificial, que, aunque de momento tan solo sirvan para generar asombro, son suficientemente espectaculares para que temamos una invasión de la IA en campos profesionales como la medicina, la abogacía o la ingeniería, en que los humanos nos limitemos a programar e interpretar las máquinas, que serán las que efectúan los diagnósticos, redacten los dictámenes o confeccionen los proyectos.

En definitiva, el cálculo de la sostenibilidad de la edad de jubilación variará en cuanto introduzcamos nuevas variables como la cantidad de trabajo disponible. La mayoría de los expertos reconocen que en un plazo indeterminado no habrá trabajo para todos, por lo que tendrá que asegurarse una renta básica suficiente que garantice la subsistencia digna de quienes no lo consigan, quizá a lo largo de toda su vida.

Esta situación plantea variables y dilemas que habrá que debatir para llegar a soluciones operativas. Si cada vez hay menos carga de trabajo, habrá que deliberar sobre quiénes tendrán que trabajar y en qué medida, y el concepto de jubilación adquirirá unos tintes insospechados hoy. Ya se sabe que la realidad suele ir siempre por delante de las normas, pero en estos asuntos será necesario conseguir la mayor sincronización posible puesto que lo deseable es que los avances tecnológicos mejoren el bienestar de todos, sin dejar bolsas de marginados en el camino. Los retos que nos aguardan son muy complejos y nos tenemos que disponer a resolverlos con rapidez.

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