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Jorge Fauró

Ministra de Justicia

Jorge Fauró

Limón & vinagre | Pilar Llop: Llop significa lobo

La ministra de Justicia, Pilar Llop, en la sesión de control del Congreso el pasado miércoles. MARISCAL / EFE

Explicar lo sencillo se convierte a veces en una bola de nieve que va creciendo en tamaño y avanza sin freno hasta arrasar todo lo que encuentra a su paso. Es lo que le ha ocurrido a la ministra de Justicia, Pilar Llop (Madrid, 1973), cuando ha salido a comunicar la postura del PSOE en la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’, redactada por los socios de gobierno de Unidas Podemos y cuya aplicación ha desatado una enorme alarma social al rebajar las penas o poner en la calle a condenados por agresiones sexuales o violación, que ya ha beneficiado a unos 500 encausados por estos delitos. Lo fácil habría sido defender la contrarreforma arguyendo que no es de recibo aplicar beneficios penitenciarios sin que lo justifiquen otros motivos más allá del cambio legal. Perdón, nos hemos equivocado, no volverá a ocurrir.

El enredo, sin embargo, va derivando en un hosco y árido debate interno en el Gobierno cuando los argumentos son tan desafortunados como los que Pilar Llop utilizó en la SER para reforzar la propuesta de su partido. «Si hay violencia e intimidación es muy sencillo probarlo porque con solo con una herida se puede probar que ha habido violencia, por lo que ya no hace falta que la víctima pruebe que ha habido consentimiento». Sonó casi a la indemnización en diferido de Cospedal. Tronó la bola de nieve.

Si para algo ha servido este nuevo encontronazo entre los socios del Ejecutivo es para recordarnos que teníamos una ministra de Justicia, lanzada desde Moncloa para iniciar una gira mediática tratando de explicar por qué la controvertida reforma legal que quería impulsar el Ministerio de Igualdad no debía seguir adelante, so pena de dar argumentos a la oposición, soliviantar a la sociedad española en un asunto tan sensible y provocar una vía de agua muy difícil de achicar, en liza con las perspectivas electorales de los socialistas. En un contexto político y social en el que comienza a calar el discurso engañoso de la oposición de que las calles de España se están llenando de violadores, este año, recordemos, la ciudadanía tiene una cita con tres convocatorias a las urnas: las autonómicas y municipales de mayo y las generales de diciembre. El cocido, siempre en tres vuelcos.

No ha tenido suerte Pilar Llop. Magistrada de profesión especializada en violencia de género, ha estado ausente de los grandes debates judiciales de la legislatura, en los que el presidente Pedro Sánchez optó por un perfil mucho más institucional enviando a Félix Bolaños a luchar contra los elementos. Ni en la reforma de la sedición, ni en la rebaja de la malversación, ni en la nueva composición del Constitucional, ni en la renovación de Consejo General del Poder Judicial ha tenido un papel protagonista la ministra de Justicia. En todos estos asuntos, que han marcado la legislatura, fue siempre el ministro de la Presidencia quien salió a dar explicaciones.

No es de extrañar, por tanto, que esta madrileña de orígenes catalán y asturiano, formada a caballo entre Madrid y Barcelona, que irrumpió en política en 2015 de la mano de Ángel Gabilondo, presidió el Senado y adoptó la cartera de Justicia en julio de 2021, sea una de las ministras más desconocidas por los españoles y cuarto miembro del gabinete con menos popularidad. Según el CIS, apenas la conoce un 26 por ciento de la sociedad española.

Donde se supone que sí la conocen es entre el personal de la Administración que dirige, y ahí Pilar Llop trata de apagar un incendio desde hace semanas. Los letrados judiciales están de huelga desde el 24 de enero en reivindicación de unas mejoras salariales que no han ido parejas con el aumento de competencias. La huelga no es poca cosa, dado que los denominados LAJ son los responsables de buena parte de la documentación judicial, de la elaboración final de autos y expedientes y de dejar constancia de las resoluciones de jueces y magistrados. El paro, por tanto, mantiene paralizados los juzgados de toda España y suspendidos centenares de juicios. Según los LAJ, la huelga ha reducido un 60% la actividad de los tribunales, con 125.000 vistas suspendidas y 432 millones de euros bloqueados.

Cuando se formó en la Escuela Judicial de Barcelona y ejerció en Mataró, es probable que le dijeran que Llop es ‘lobo’ en catalán. Nadie le avisó que debía moverse entre ellos.

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