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Matías Vallés

Nadie ha visto ‘Babylon’, se necesitan varios ojos

Hace falta valor para introducir el ojo cortado a navaja de Un perro andaluz de Buñuel/Dalí en una película comercial. Ayuda que la cinta en cuestión, titulada Babylon, incluya escenas en que se comen ratas vivas, urofilia, vómitos a la altura de El exorcista, la defecación de un elefante y un cocodrilo. Damien Chazelle no repara en perversiones para retratar el tránsito del Hollywood clásico del mudo al sonoro. El resultado es un pastiche de Bollywood que tiene por referencia a un Moulin Rouge sin la parte superior del bikini, ni mucho menos la inferior. El resultado también es inferior.

Hace falta todavía más valor para homenajear continuamente a Wong Kar-Wai en una película de consumo de masas, con el Tony Leung Chiu-Wai de In the mood for love trasmutado en el mexicano Diego Calva, que presume de ser español porque al norte del Río Grande no existe diferencia entre ambos pasaportes. Se exageran las dotes dramáticas de un actor de magnetismo difuso, a quien se desea lanzar como el nuevo Antonio Banderas y que sin duda reúne los mismos defectos que el original en su flagrante imitación de Cinema Paradiso.

La La Land era una mala película, pero aquí se nota más, y también sobra la reiteración a cargo de Justin Hurwitz del pegadizo estribillo de su banda sonora para la anterior creación de Chazelle. El engendro no lo salva ni un Brad Pitt absolutamente desorientado, que parodia a un Errol Flynn que podría pasar por Howard Hughes, antes interpretado por Leonardo DiCaprio. A propósito, Babylon fracasa en el mismo territorio donde triunfaba El lobo de Wall Street y Margot Robbie nos robaba el aliento. No comentaré la supuesta actuación de la australiana en Babylon, me niego a insultarla.

Los ocurrentes insisten en que esta sátira deshuesada es el prólogo de La La Land extendido durante tres horas. Falso. Al igual que en su bobalicona predecesora, Chazelle rueda media hora irrepetible y después se aburre de sus frenéticas escenas corales. Porque nadie ha visto Babylon, se necesitarían varios ojos muy atentos para lograrlo, y el conjunto se derrumba como si se hubiera agotado el presupuesto. En cuanto a quienes exaltan las escenas de masas, que vean la suprema coralidad de la rumana RMN y comparen. En fin, cuando Chazelle pierda energía, ganará en calidad, y el estreno de su película quedará para siempre como la larga noche en que se nos tambaleó el mito de Margot Robbie.

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