Repasando los hechos de la semana, sin duda lo más destacado, ha sido la presentación de largo del sector agrario en FITUR. De la mano de las organizaciones agrarias, cooperativas y cofradías de pescadores, se mostró una alianza estratégica entre el sector turístico y el sector agroalimentario que tiene su expresión formal en la Ley de Circularidad y Sostenibilidad del Sector Turístico. La imagen fue particularmente significativa y simbólica. El contenido de estos eventos es casi lo de menos, lo importante es la escenificación y el mensaje que se traslada. La escena implica compromiso y el compromiso que contiene la nueva ley turística es una propuesta de marketing potente que debemos aprovechar.

El compromiso expresado en FITUR se sustenta en multitud de iniciativas y acciones que se han ido sucediendo de forma constante a lo largo de los últimos años. Hablamos de catas de vino, actividades de todo tipo que mezclan alimentación con arte, naturaleza, patrimonio y tantas otras cosas, misiones inversas con prescriptores y periodistas gastronómicos, participación en ferias de alimentación o de restauración, convenios con asociaciones de cocineros y cocineras de las Islas Baleares, actividades con la asociación de Someliers de las Islas Baleares y cientos de actividades que cada año se organizan y que marcan una tendencia irreversible. Entiéndanme, no quiero decir que todo esto sea novedoso. Ni mucho menos. Conocemos de hoteles que han apostado desde hace años por el producto local. La diferencia del momento es su generalización como propuesta. La diferencia es un salto de escala en el cual, la gastronomía está ligada a los productores y elaboradores de los alimentos como protagonistas. Lo importante del momento presente es la articulación interprofesional que se ha ido tejiendo, pero a la que todavía nos queda dar forma y estilo.

En este camino contamos con productos turísticos. Contamos cada vez con más bodegas que ofrecen experiencias de enoturismo. Contamos con rutas de enoturismo. Contamos con actividades de oleoturismo. Tenemos rutas que recorren olivares milenarios y que lo combinan con la visita a tafonas y con la degustación de aceites. Tenemos en Menorca una auténtica red de queserías artesanas, muchas de ellas ubicadas a un paso de los yacimientos talayóticos. Tenemos Agroturismos que ofrecen calidad y encanto. Tenemos una red de puntos de degustación y venta vinculados a explotaciones agrarias. Tenemos incluso un distintivo «Establecimientos D’Or» que identifican los comercios minoristas que venden productos con denominación de calidad. En definitiva, tenemos los mimbres, pero de nuevo, nos falta darle coherencia y singularidad.

El sector ha aprendido mucho sobre como promocionar y vender sus productos. Lo ha hecho el sector agroalimentario y cada una de las empresas y explotaciones agrarias. Desde 2019 a 2022 se han duplicado las explotaciones agrarias y ganaderas adheridas al sistema de «Venta Directa». El esfuerzo de empresas agroalimentarias concretas está colocando nuestros productos en los podios internacionales de mayor prestigio; La prestigiosa «Guida Salumi d’Italia» ha galardonado una sobrasada de porc negre de Mallorca, con el premio al mejor embutido curado de Europa. Un queso artesano curado de la DOP Mahón- Menorca se alzó con una medalla de oro, y otros dos quesos de la misma DOP obtuvieron medalla de plata en la edición de 2022 de «World Cheese Awards». En la pasada feria de BIOFACH de Nuremberg, un aceite ecológico de Mallorca consiguió el primer premio al mejor aceite ecológico del mundo y otro aceite de Menorca el cuarto premio. Estos premios se corresponden con el aumento de las ventas en todos nuestras producciones y el incremento del valor de su comercialización. La DOP Oli de Mallorca, cerró un año 2022 récord con 325.000 lt vendidos. Los vinos amparados por IGP y DOP de las islas, cerraron la campaña 2022 con un 14% más de ventas que el 2021. El sector agroalimentario sabe vender. Queda mucho por trabajar.