Diario de Mallorca

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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

Pasado y futuro

Del mismo modo que la persecución de las drogas no ha conseguido otra cosa que aumentar su tráfico, las leyes sobre la protección de datos los ha colocado al descubierto. Me llaman por teléfono de empresas que no solo conocen mi teléfono y mi dirección, sino también mi edad, mi estatura, mis gustos y disgustos. Somos completamente transparentes para el mercado porque somos su mercancía, en parte al menos. Cada vez que en una búsqueda de internet tropiezo con la leyenda «Nos preocupa su privacidad», sé que la están vulnerando y que la vulneran más cuanto mayor es su preocupación del mismo modo que las desigualdades aumentan cuando los políticos deciden combatirlas. Desde que Sakorzy decidiera refundar el capitalismo, tras la estafa de 2008, la riqueza de los ricos crece a lomos de la pobreza de los pobres. Cuando usted llama al departamento de atención al cliente de su compañía de la luz y escucha que grabarán la conversación por su seguridad, sepa que su seguridad de usted les importa una higa. Lo hacen por la suya.

La política del covid cero, en China, ha conducido al covid para todos porque los chinos, pese a las apariencias, no son menos paradójicos que los europeos. Por cierto, que desde que nos hemos propuesto combatir el cambio climático, la temperatura no hace otra cosa que subir. Parece que nos hallamos ante el invierno más benigno desde que hay registros. Por mi calle, ahora mismo, en pleno mes de enero, pasan dos jóvenes en manga corta. Se ve que hace más frío dentro de mi casa que fuera. Como me cuesta creerlo, salgo un momento y es así: se está mejor a la intemperie. Me dan ganas de encender el aire acondicionado para entrar en calor, pues me he quedado helado mientras escribía estas líneas.

Todo conduce a su contrario, en fin: la vida a la muerte como la ceguera a la videncia. Este año he observado atentamente la alegría propia de las fiestas navideñas y me ha parecido que se trataba de una alegría un poco triste. La gente, en el mercado, miraba los precios de esto y de lo otro y cabeceaba con expresión afligida. El futuro nos devuelve al pasado.

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