El preacuerdo del convenio de hostelería entre patronales y sindicatos, con la mediación del Govern, representa un éxito colectivo de gran trascendencia para el conjunto económico y social de Balears, y de gran repercusión para la escena política ante la próxima cita electoral de mayo. No se trata de un convenio más, por su impacto es el gran convenio, con una fuerza de arrastre que condiciona las negociaciones del resto de sectores en la isla y que sirve de referente para la actividad turística en España. Como consecuencia del pacto alcanzado, más de 150.000 trabajadores, o lo que es lo mismo, uno de cada cuatro empleados en las islas, verán incrementado su salario un 5% este año y un 3,3% el próximo, con una cláusula de revisión por si la inflación supera esos índices, topada en el 1%. La subida, alineada con las previsiones del escenario inflacionista, contribuye a aliviar la presión de los precios en los hogares, y garantiza paz social en los hoteles, donde esta temporada muchos han padecido para configurar y mantener plantillas por falta de mano de obra interesada. Tras un año que la mayoría califica de «positivo» para el negocio turístico y ante unas perspectivas de contratación propicias en el horizonte, no era el momento de escatimar frente a las reclamaciones laborales más razonables, ni tampoco de exigir lo imposible a las empresas, en un momento de incertidumbre por el convulso contexto internacional. Ambas partes han hecho renuncias y se ha impuesto la responsabilidad y el sentido común, como ya ocurrió en la gestión del convenio vigente, que garantizaba un aumento salarial del 17% en cuatro años y se extendió a cinco, al pactarse el aplazamiento de la subida prevista para 2020 por el drástico parón de la pandemia.

A diferencia de lo ocurrido hace cinco años, la patronal hotelera ha superado discrepancias internas y ha firmado este acuerdo sin fisuras, con el respaldo de las federaciones de todas las islas, no solo de Mallorca, y con el apoyo de todos los empresarios, grandes y pequeños, no solo de los primeros. Por contra, esa misma unidad de acción no se replica en las organizaciones sindicales, ya que la única rúbrica reflejada en el documento corresponde a UGT, mayoritario en el sector. Comisiones Obreras ha expresado su frontal desacuerdo con el pacto alcanzado y ha denunciado el convenio. También falta concretar la posición de las asociaciones de restauración y del ocio nocturno, obligadas a acatar lo firmado. A falta de despejar estas incógnitas, el Govern sale reforzado del proceso y, muy especialmente, el conseller Iago Negueruela, que ha logrado, una vez más, desencallar una negociación enquistada, llevar una imagen de estabilidad social a Fitur y sumar un valioso activo al balance de Francina Armengol y al conjunto de las izquierdas para afrontar la campaña electoral.