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Matías Vallés

Caso Cursach: Mallorca entera ha llorado con su fiscalía

Juicio del caso Cursach | El fiscal Herranz pide perdón entre lágrimas a los acusados

Juicio del caso Cursach | El fiscal Herranz pide perdón entre lágrimas a los acusados APB

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Juicio del caso Cursach | El fiscal Herranz pide perdón entre lágrimas a los acusados Matías Vallés

La fiscalía sollozante no solo ha protagonizado un gesto emotivo que la ennoblece, también ha redimido a toda una sociedad descreída. Nunca ha encarnado con más exactitud su definición de ministerio público, ha ensamblado el sentir de Mallorca mediante el licor sagrado de las lágrimas coagulantes.

Mallorca entera ha llorado con su fiscalía, el fluido salino ha redimido a la sociedad al completo. ¿No lloró el llamado Jesucristo para su mayor gloria? Las lágrimas esculpidas ya para siempre en el suelo de la Audiencia perfeccionan una catarsis colectiva. Se necesitaría no tener corazón para excusarse del contagio. Es cierto que no todos los mallorquines lloraban ayer por los mismos motivos, y que algunos mezclaban sus gimoteos con apelaciones al exilio o a la bebida. No querrán exigirle unanimidad a una sociedad polarizada.

Dichoso reino, cuyo rey sabe llorar y enternecerse. No debe permitirse que en el exterior hablen de esperpento. Qué derecho les asiste a mofarse de nuestro duelo auténtico, profundo, reparador. Y dado que el tribunal se sumó solidario al plañido, cabe exigir que en futuras oposiciones a jueces y fiscales se enaltezca como merece el valor justiciero de las lágrimas. En la Prueba Llorona, se examinará a los candidatos:

-Llóreme un poco en fa mayor, señor opositor.

Ni una selección de fútbol puede lograr la unanimidad en el lloro sincero concretada en la Audiencia. La fiscalía no solo le entregaba todo el poder de Mallorca a un Cursach que aplaudía agradecido, también sentaba las bases de la justicia emocional. Serán necesarios más ensayos, pero desde esta humilde tribuna se sugiere que los lloros y ovaciones se programen al principio del proceso. Antes de empezar cada juicio, con todos los asistentes en pie, se prorrumpirá en llantos y batir de palmas.

Con esta comunión exaltada de intereses finaliza la lucha contra la corrupción en Mallorca, con el único vencedor posible. Dado que los acusadores han sido los mismos y con idénticos métodos en anteriores escándalos, se impone una petición de perdón colectiva entre lágrimas. Ojalá el resto de la sociedad envilecida y enfrentada aplicara estas técnicas de reconciliación. En cuanto a las engorrosas víctimas de los manejos corruptos, la fiscalía les ha brindado un recurso infalible. Pueden echarse a llorar.

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