Cuando asisto, atónito —creo que como la gran mayoría de la población— a todo lo que está pasando con la aplicación de la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual, y, sin entrar en lo penoso de la situación ni en la cuestión de las revisiones de penas ya impuestas, se me ocurren, de golpe, dos refranes, dichos o frases hechas que resumen el caso.

El primero de ellos es el que dice que los experimentos, con gaseosa… Esta frase tiene su origen en una anécdota sucedida al filósofo Eugeni D’Ors, cuando un camarero iba a abrir una botella de champagne, y derramó parte del líquido sobre su chaqueta, reaccionando con un «los experimentos con gaseosa, joven». Implica, por ello, que cuando se trata de asuntos importantes, hay que andarse con tiento y no hacer las cosas al tuntún.

No cabe duda de que una materia tan sensible como la configuración de los delitos y las penas —y, en particular, la violencia de género— merece ser tratada con el necesario rigor y precisión técnica, sin dejarse al albur de decisiones o posicionamientos puramente políticos o de oportunidad, puesto que, caso contrario, como ahora vemos, se corre el riesgo de que ello de lugar a efectos indeseados. Conviene, así, reservar los experimentos para otro tipo de cuestiones, digamos, más livianas o menos trascendentes, en los que, si se hacen las cosas con prisas y sin demasiado cuidado, los efectos aditivos sean menos importantes. No es éste el caso, ya que modificar el Código Penal —con rango de Ley Orgánica— es un tema que afecta a la esencia de los derechos fundamentales y debería requerir, a priori, los necesarios estudios e informes previos que garantizasen que no se va a cometer un desaguisado, como el que parece que estamos metidos (y que no se evitó pese a los múltiples trámites y controles previos a los que está sujeta la aprobación de ese tipo de normas legales).

El otro refrán o dicho que se me aparece, es el que dice que quien con niños se acuesta, mojado amanece… Esta frase —que tiene otras variantes más escatológicas—, según definición del Centro Virtual Cervantes, implica que no conviene confiar el manejo de los asuntos a personas ineptas o de poco seso, pues seguramente no se obtendrá beneficio alguno. Un reciente artículo del expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina en El Economista del pasado día 21 de noviembre, se titulaba, precisamente, de esa manera, en referencia a sus excorreligionarios del partido socialista.

En este sentido, es claro que, pese a que no pueda expresarlo en público por razones obvias, la parte mayoritaria del Gobierno debe estar pensando que se ha levantado algo humedecida, por haber permitido que el asunto se manejase de ese modo a cuenta de la parte minoritaria de ese mismo Gobierno. O sea, deben pensar, ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio… contigo porque me matas y si ti, porque me muero.