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José María de Loma

Alcaldesa de Marbella

Jose María de Loma

Limón & vinagre | Ángeles Muñoz: La alcaldesa se hace la sueca

La alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz. MARINA LOZANO

No se le ha visto nunca en una de las frecuentes manifestaciones de médicos o sanitarios. Ni hace guardias ni está mal pagada. Ni se le satura la consulta ni tiene problemas para pagar hipotecas. No le afecta. Ángeles Muñoz Uriol, cordobesa de 62 años, médico de familia, es alcaldesa de Marbella desde 2007 (salvo el periodo 2015-2017) y senadora. Fue directora general de Migraciones en un Gobierno del PP con Javier Arenas como ministro.

El mes pasado, el marido y el hijastro de Muñoz fueron procesados por García Castellón de la Audiencia Nacional. Se les acusa de presunto blanqueo de capitales para un grupo de narcotraficantes suecos. 25 y 27 millones nada menos de fianza respectivamente se les pedía, lo que da idea del monto que presuntamente podrían manejar. Una semanas después, la regidora actualizó su declaración de bienes en el Senado, nada, nada, un olvido de nada...

Ahora resulta que también posee tres sociedades, sociedades que de las que antes era propietaria al cincuenta. Ah, y una casa en Suecia. Toda ella, no una parte como antaño recogió en su declaración senatorial de bienes y propiedades. Una casa en Suecia suena a título de novela de Sara Mesa (no se pierdan la turbadora y magnética, brillante Un amor) a película de Ozores o a telefilme de sobremesa.

Muñoz, que a veces se hace la sueca con su patrimonio, también tiene casas en Málaga, Marbella y Madrid, naves industriales, sociedades, etc. Solo el valor catastral de las viviendas de Marbella, se inscribe el valor catastral que siempre está por debajo del real, es de 800.000 euros.

No es la primera controversia, apuro, que pasa Muñoz, ya protagonizó una escandalera cuando pretendió alterar las lindes de Marbella con Benahavís, colisionando con intereses de su familia. En Benahavís, el municipio de largo más rico de la provincia fue ella misma concejala durante muchos años. Aquí lo que se ventila también es una cuestión ética. Es saber si su estilo y forma de vida, los bienes de los que goza, las casas que utiliza, son producto de su esfuerzo y salario pero también de los ingresos de su marido, que a decir de un señor juez podrían presuntamente proceder del tráfico de drogas.

Las escuchas de su hijastro, fardando de que controlan el Ayuntamiento de Marbella, varias instituciones y hasta la Junta de Andalucía, no ayudan. Ni a ella ni al PP. Los dirigentes de este partido no la rehúyen pero ya algunos reconocen en privado que «se le apoyará hasta que se le apoye y luego no se le apoyará». No es un trabalenguas ni un caso clínico de cinismo. Es política. Feijóo, hiperasiduo de Marbella, no está ya ni mucho menos cómodos cuando se le pregunta por ella. Muñoz se apresuró a autoproclamarse candidata a la alcaldía para las próximas municipales. En un acto de cierre de filas, raruno, caudillista y sin presencia de dirigentes provinciales. Los socialistas por su parte mendigan una frase a Pedro Sánchez sobre el caso Muñoz, por ver si el asunto, ya muy encaramado en las televisiones nacionales a diario, cruza una esfera política más alta.

Los dos únicos problemas a los que se enfrenta Juanma Moreno en Andalucía, (donde goza de una paz social y política envidiable, una oposición débil, un liderazgo ascendente y una transversalidad pasmosa) vienen del frente sanitario: la atención primaria y una médica metida a alcaldesa.

El oasis pepero andaluz lo está amenazando Ángeles Muñoz (qué mala suerte tiene Marbella con ese apellido), que está volviendo a resucitar para el municipio, para que con él lo asocien, términos como corrupción.

Para unos Muñoz es una víctima. Para otros, huele a Cifuentes. Muñoz es simpática y cálida, sonríe siempre, cultiva un look de chica bien y maneja el PP marbellero con determinación y sin dejar que nadie le haga sombra, lo cual tampoco es muy complicado. Al menos dos personas de su entorno ambicionarían ser candidatos a la alcaldía. Podría salir indemne de todo, no es lo probable, sabe cubrirse bien la espalda. Y el riñón.

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