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José María de Loma

Futbolista

Jose María de Loma

Limón & vinagre | Joaquín: Entrevístanos a todos

El jugador del Betis Joaquín Sánchez, durante una rueda de prensa en el estadio Benito Villamarín (Sevilla). Julio Muñoz / EFE

Hay que ver qué bien juegan al fútbol algunos presentadores. Joaquín Sánchez Rodríguez, jugador del Betis, debería apellidarse Carisma, corre todavía como casi nadie, tiene la simpatía por castigo y responde más o menos al cliché de andaluz gracioso. Aunque su paso por Valencia e Italia, su estajanovista trabajo en muchos ámbitos y su, también, espíritu de sacrificio desmienten ese tópico y le otorgan, inclusive, una brizna de cosmopolitismo y de hombre humilde forjado a base de esfuerzo. 

Joaquín le cae bien a todo el mundo, bueno, a casi todo el mundo. Otra cosa será cuando la envidia, ese animal horrible y amarillo siempre a punto de aparecer, lo ataque pronto: no se perdona en este país, incluso en España, que alguien haga bien dos cosas a la vez. Esas dos cosas son practicar el balompié en la élite y presentar programas de televisión. 

Pelotea en las entrevistas mejor que algunos periodistas, la cámara lo quiere más que a no pocas presentadoras muy pagadas de sí mismas y su naturalidad vale muchos quilates. Muchos puntos de share. Es aquí, claro, donde también hay que reivindicar la figura del guionista, de los guionistas. 

Joaquín está batiendo récords de audiencia, con un número de espectadores en su espacio de Antena 3 (El novato) que son cifras como de antaño, de cuando no Netflix, de cuando dos canales o tres nada más en el mando. De cuando no había mando, incluso. Tasas del veintitantos por ciento de audiencia. Incluso entrevistando a alguien como David Muñoz, el cocinero. 

No es poco mérito el suyo haberle sacado datos y datos sobre su intimidad a Pablo Motos. Y tenernos a una legión de espectadores ahí, tragándolos como hipnotizados, como si nos interesara, como si fuera necesario para nuestras vidas, como si no hubiera un entretenimiento mejor. Quizás su secreto sea no ponernos como una moto y sí tranquilizarnos, introducirnos en una conversación chispeante, amena, graciosa pero no cargante. 

A este paso, Joaquín dará clases de Periodismo y tal vez entonces alguien acierte a impartir algo de conocimiento útil en la asignatura La Entrevista en Televisión, que no existe, dado que es mucho más necesario enseñar cómo se pone un tuit. En un punto tan avanzado de este texto he conseguido no decir que Joaquín es el yerno ideal. No lo es según confesión propia: glorioso es oírle narrar cómo Ruiz de Lopera, en sus tiempos de presidente bético, dijo a toda la plantilla: el mejor fichaje que he hecho en mi vida es la mujer de Joaquín, o sea, he amansado a Joaquín y lo he sacado de las tentaciones y de la noche, la juerga y la vida, vino a decir. Las tentaciones lógicas de alguien que es joven, guapo, millonario y con ángel, o sea, simpático, vivo, dicharachero y chistoso. 

 Lo ideal no es saber contar chistes, sino saber cuándo hay que dejar de contarlos. Joaquín tiene 41 años, vive la propina, diríamos, en lo que es la vida de un futbolista, juega en el Betis, donde inició su carrera, y ha sido 51 veces internacional. También militó en la Fiorentina, el Málaga y el Valencia. Ya le ocurrió una vez en la vida (cuando a principio de los dos mil, el Chelsea lo pretendía a toda costa) que se den tortas por contratarlo. Ahora son las televisiones las que le tiran, no los tejos, y sí los cheques y las ofertas. No va a ser un Jesús Quintero pero está a tiempo de no ser Bertín Osborne. Como presentador, queremos decir. 

Joaquín, entrevístanos a todos. Sácanos los secretos y las risas, las anécdotas y los deseos, nuestro lado bueno, la alegría de vivir para contarla, que diría García Márquez. Joaquín es la televisión pura: dos que charlan con complicidad y detrás apoyando un buen equipo que invente preguntas y edite bien los renuncios o silencios. Su consagración vendrá cuando accedan, pidan, quieran, exijan, que sea Joaquín quien les entreviste gentes como Felipe González. Un poner. Si cerca de las generales, Joaquín se marca un Feijóo o un Sánchez, desequilibra las elecciones. País. 

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