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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Las clases medias, objeto de deseo electoral

Es cierto que tal voto puede ser decisivo, pero hoy por hoy no es cautivo de nadie. El futuro no está escrito

La mayoría de expertos en demoscopia electoral consideran que el voto (o abstención) de las clases medias puede ser decisivo en cualquier proceso electoral. Reproduzco de un relevante sociólogo: «Iniciado el proceso electoral quien más quien menos pretende seducir a lo que de una manera imprecisa se han denominado clases medias. En realidad se trata de unos amplios colectivos, de naturaleza no necesariamente homogénea, de contextos urbanos, de profesiones y ocupaciones múltiples y diversas, de difícil catalogación ideológica, enrollados de manera prioritaria en sus quehaceres y necesidades próximas. En definitiva, se trata de una mayoría social, con frecuencia silenciosa, pero que puede dar y quitar mayorías políticas».

En nuestra Comunidad con el boom turístico se produce un cambio radical en nuestros modos de vivir y convivir. Dejamos de estar «aislados» en un tiempo y espacio concreto, para tener que «abrirnos» con mayor o menor éxito a un tiempo y espacio global. Cambiamos de modelo social rompiendo con una sociedad de tintes feudales, con una burguesía que comienza a surgir, unas nuevas clases medias pujantes. El bienestar y el progreso parecía haberse instalado entre nosotros. Y tal pujanza posibilitaba participar de un modelo social abierto. Dominaba un optimismo casi antropológico al observar y comprobar que eran posibles «ascensos sociales» relevantes relacionados con las dos actividades «claves», el turismo y la construcción.

Con la crisis política y socioeconómica del 2008 tal modelo entró en crisis. La sociedad se polariza, la clase media (la vieja y la nueva) se resquebraja, instalándonos en una significativa inestabilidad personal, familiar, social y profesional. Nuestro modelo social pierde su carácter inclusivo y transversal e impone riesgos de exclusión, que afecta especialmente a las generaciones jóvenes. Un mercado personal y laboral donde la norma es la movilidad y la inestabilidad. Mientras se evaporan sus perspectivas y proyectos tanto de índole personal (emancipación, estabilidad profesional) como de índole colectivo (reivindicación de nuestras propias raíces como lugar de referencia y convivencia, sin dejar de ser cosmopolitas). En pleno 2020 ciertos ribetes han reducido su negatividad, pero la tendencia sigue viva y coleando.

Pero las clases medias, a pesar de su profunda crisis, mantienen unos «valores», personales, sociales y políticos que configuran su complejo quehacer cotidiano, plurales y abiertos a planteamientos progresistas relacionados con las libertades individuales (divorcio, interrupción embarazo, muerte digna…), así como con temas sensibles como pueden ser los relacionados (entre otros) con la ecología y el medio ambiente. Pero donde se juega el voto de las clases medias es en las propuestas socioeconómicas, macro y micro, que cada partido puede ofrecer como garantía de recuperación unos índices significativos de bienestar, accesibilidad a puestos de trabajo (especialmente para los jóvenes) estables y dignos. Pero si tales alternativas no se proponen (o no son creíbles), segmentos significativos de las clases medias pueden ser caladeros de la abstención y de planteamientos conservadores.

Donde se juega el voto de las clases medias es en las propuestas socioeconómicas, macro y micro

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Frente a tales realidades la Fundación Gadeso, durante agosto/setiembre, realizó un sondeo significativo, 400 entrevistas, a nuestras clases medias urbanas trabajadoras no para conocer su intención de voto, sino con el objetivo de descubrir y valorar sus «estados de ánimo» frente a los futuros procesos electorales.

Reproduzco los resultados básicos del sondeo. Un 30% se abstendrá. Un 30% tiene el voto decidido. Un 40% está indeciso. Es un hecho la volatilidad e imprevisibilidad del voto de las clases medias, una parte del cual está instalado en el voto indeciso, de tal colectivo un 25% probablemente votará pero no sabe a quién, y un 15% probablemente se abstendrá. Tales resultados son significativos, aunque con posibilidades de cambio. Faltan excesivos meses para que se inicien los procesos electorales. Las Autonómicas (no en todas las CCAA) y Municipales, mayo de 2023; y las Generales, Noviembre 2023. Pero las campañas (en un totum revolutum) ya han comenzado.

Las clases medias siguen siendo el oscuro objeto de deseo de todos y cada uno de los partidos políticos. Es cierto que tal voto puede ser decisivo, pero hoy por hoy no es cautivo de nadie. Seguiremos haciendo tales sondeos. El futuro no está escrito.

Para finalizar reproduzco literalmente parte de una conversación con un encuestado. «Los hijos/as de familias pudientes si no van bien en sus estudios, los cambian de colegio o de Universidad. Pero hay otras familias en la que su situación es insostenible. Si sus hijos/as suspenden y tienen que repetir curso, se ven obligados a dejar sus estudios y sus expectativas para buscar trabajo de lo que salga. La pandemia ha truncado el sueño de ver despegar profesionalmente a mis dos hijos mayores». Cuenta desilusionado «cómo su hija, de 19, entró a trabajar de camarera de piso en un hotel. Y su hijo de 18 en un restaurante». Con esas expectativas esfumadas, el estado de alarma está suponiendo un pesado lastre emocional, personal, familia, social.

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