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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

«Se hace camino al andar»

Il Dolce far niente estival ha terminado. Ahora intentamos regresar a la Normalidad (?), que para no pocos significa volver al pasado desde una perspectiva utilitarista. El tema no es trivial.

La pandemia, y la posterior crisis, nos está desmantelando no sólo nuestro estatus sanitario sino también nuestros contextos personales, familiares, profesionales, sociales, cívicos, económicos, políticos. En materia socioeconómica, recuperar la Normalidad no es reproducir los «modelos» del boom turístico del 2019. Hay expertos de gran calado que diseñan nuevos productos, pero que son más de lo mismo. Se echan de menos las demandas que se exigen a los profesionales (más allá de la mano de obra intensiva, temporal, y con escasa cualificación). Además de sus cualificaciones técnicas (sin duda necesarias a nivel universitario, Formación Profesional…) las mejores herramientas que podemos dar a nuestros jóvenes son una mente abierta, aptitud de flexibilidad, capacidad analítica y de síntesis, disposición lógica y una educación global. Un empresario turístico me confesaba un día: Personal técnico de tal o cual especialidad pagando se encuentra. Pero no son fáciles de encontrar personas, ni con un buen salario, con capacidad de analizar una coyuntura o una oportunidad considerando todos los inputs de distinta naturaleza políticos, económicos, sociales, sociológicos, ambientales…)

Reproduzco parte de unas Conversaciones, publicadas en El País, entre dos italianos: Fabiola Gianotti (directora del CERN, Organización Europea para la investigación Nuclear); y Nuncio Ordine, escritor y autor de un título estimulante: La utilidad de lo inútil. Ambos, desde ámbitos distintos, esgrimen su defensa de una investigación científica y una creación cultural lejos de la dictadura utilitarista y cortoplacista. Ambos piensan que las creaciones culturales y la actividad científica son manifestaciones de una misma cosa: la creatividad y la curiosidad de la humanidad….

«Si hablo de mí misma», escribe F. Gianotti, «tengo que decir que en mi educación superior estudié literatura, griego y latín y, de forma paralela, estudié piano en el conservatorio, y luego decidí emprender una actividad profesional en el ámbito científico. Yo no veo barrera alguna que separe esos ámbitos, al contrario, creo que el humanismo, las artes y las ciencias no son sino tres expresiones de la misma fuente: la fuente de la creatividad y del genio humano. Incluso si contemplamos todo esto desde el punto de vista de la física fundamental y de las leyes fundamentales de la naturaleza». Y N. Ordine: «Hoy el corto plazo lo domina todo. Lo más importante es la rapidez. Cuanto más rápido, mejor parece el resultado. Y eso opera igual en la educación que en la investigación».

Hace aproximadamente un año, se me invitó a participar en un desayuno/debate sobre los «Emprendedores». «Hoy quien no es emprendedor/a no es socialmente nadie»; si no tienen decisión e iniciativa para emprender novedosos proyectos de índole personal, profesional, social y económico; más allá de las normas de triunfo propias del ya fenecido siglo XX. El «cómo» y el ‘qué’ importan más que el ‘dónde’. Y como en esto de crear negocios se trata de aprender, nada mejor que saber cómo lo hicieron los 20 emprendedores que han apostado por una idea y trabajan cada día para hacerla grande. Su relevancia social, su presencia en los Ecos de Sociedad, es imprescindible. La mayoría de los/las participantes tendían a especializarse a través de Masters, de MBA y similares. Su éxito es llegar a ser un CEO (Chief Executive Officer) o un COO (Chief Operating Officer). Consejeros, Directores, Supervisores, Asesores de la gestión, y/o ejecución, financiera, administrativa, comercial… Lo que en la prehistoria empresarial se denominaba Dirección y/o Gerencia.

Esta amenaza utilitarista ¿se está dando también en el mundo educativo? Los alumnos ¿están dejando de serlo para convertirse en meros clientes en busca de buenos trabajos? La sociedad no está preparando la fuerza de trabajo del futuro. Hoy, en un mundo cada vez más guiado por una tecnología que cambia sin cesar; lo que se les pide a los jóvenes es una formación más técnica y, por lo tanto, estrecha. Tienen que ser más expertos en ámbitos más pequeños con vistas a ser contratados por las empresas. «Pero como la tecnología cambia a toda velocidad, los técnicos prevén que en 30 años más del 50% de los trabajos de hoy habrán desaparecido porque estarán desempeñados por máquinas. Si enfocamos la elección de los estudios solo desde el prisma de las oportunidades laborales, eso provocará un día el cierre total de las disciplinas humanistas. Sólo estudiaremos lo que resulte rentable, y entonces la humanidad perderá sus lazos con la memoria. Nuestra relación con el pasado y con la memoria es esencial. «Así que no se debe estudiar para trabajar, sino para conocer, porque de otro modo la creatividad muere».

Concluyo con un aforismo de Einstein: «No especializar al estudiante, sino impulsar su curiosidad, que aprenda, que lea, que viaje…, la especialización ya vendrá». Y con un bellísimo poema de Kafavis: «Nuestra Ítaca no es llegar a Ítaca, sino el viaje que hacemos para llegar a ella». Sin olvidar a nuestro Machado: «Caminante no hay camino, se hace camino al andar».

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