¿Hay peligro de estanflación en Baleares? Hace dos años parecía que la inflación no existiría a corto plazo, y en unos meses del 2021 se empezó a disparar y ya en el 2022 nos encontramos con algo peor, un riesgo de estanflación. Este peligro, según el profesor Roubini de la Universidad de NYC, puede prolongarse durante años (recordemos que este economista fue de los únicos que predijo la crisis financiera del 2008).

El principal motivo de la inflación de dos dígitos que sufrimos es el endeudamiento desbocado en los últimos años de las economías desarrolladas (a causa del covid en una parte), que con acierto se produjo para mantener viva la economía y el bienestar social. Pero, lógicamente, en algún momento se ha de pagar esta factura de darle a la máquina de fabricar billetes a cambio de nada. Otras razones son la reducción de la producción en los años de covid, seguidos de una explosión de la demanda, retroceso de la globalización y retorno a ciertas formas de proteccionismo, por lo tanto: falta de competencia, problemas en las cadenas de suministro, escasez de algunas materias primas, semiconductores, y especialmente energía, etc.

Seis meses después de comenzar la escalada inflacionaria, a ello se unen las tensiones geopolíticas y la guerra de invasión rusa a Ucrania, que incrementa la inflación pero no es el origen de la misma si nos basamos en el dato de la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta energía y alimentación), que es del 5,5% y la total es del 10,8%. Por último, señalar que tenemos dos elementos inflacionarios más: el cambio climático, con una transición hacia las energías renovables que tendrá impacto sobre los precios; y el otro es el envejecimiento de la población en los países desarrollados, ya que esta población tiende a emplear los ahorros en consumo.

Con esta situación estamos ante un problema irresoluble: un freno en el crecimiento económico e inflación necesitan políticas contradictorias (no sé si se podría substituir por «totalmente diferentes» u «opuestas», a «contradictorias» le veo un sentido más negativo o errante) y por lo tanto nadie tiene soluciones mágicas. Un ejemplo simple: la subida del salario mínimo interprofesional en los años de gobierno de Pedro Sánchez ha sido del 33,5%, el principal sector económico que paga estos salarios es el de la agricultura, consecuentemente, si además los agricultores pagan el gasoil, los fertilizantes, electricidad, etc. con un porcentaje similar de aumento, no nos puede extrañar que -como publicaba Diario de Mallorca el 23 de agosto- la cesta de la compra haya subido un 37%. ¿Es incorrecta la subida del salario mínimo? No. ¿Es la causa de las subidas? Tampoco. Pero todas las medidas económicas tienen unas consecuencias que debemos asumir y nos deberían explicar antes, si se quiere ser transparente.

En mi opinión, solo un equilibrio de medidas entre la necesidad de frenar inflación y mantener un crecimiento de empleo forma parte de la política a seguir. Por ello, si en los años de covid apoyé como medida acertada el endeudamiento, en el 2022 y venideros, con las perspectivas de crecimiento de las que se vanaglorian los gobernantes de España y Balears, las administraciones no pueden continuar endeudándose porque, así, siguen fomentando la inflación, ya que inyectar dinero vía deuda para gastos no productivos supone más futura inflación. Más competencia y más dinero en manos privadas vía rebaja de impuestos, es imprescindible en este equilibrio de mantener el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Por ello, no es ni será cierto que esta crisis no la paguen los de siempre, ya que la inflación la sufren mucho más las personas más desfavorecidas y con menor poder adquisitivo, lo cual es lo que más acentúa el empobrecimiento de las clases baja y media y empuja a la marginación a mucho de ellos. Desde 2019 a noviembre de 2021 se han incrementado en un 7% las personas en riesgo de pobreza y exclusión social en Balears, según el informe AROPE, que indica que Balears encabeza la tasa de incremento de riesgo de pobreza entre todas las Comunidades Autónomas. Si miramos a nivel estatal, entre 2017 y 2021 la renta per cápita de los españoles en euros ha crecido 490€, el país que menos ha crecido de toda la Unión Europea, el que más lo ha hecho es Irlanda, con 22.160 €.

Por acabar con una nota positiva, en nuestra comunidad autónoma ¿se puede dar una estanflación dura? Una economía basada en el turismo es la que el producto resiste mejor a la inflación, por ello se sufrirá en función de la situación de los países emisores, pero dependerá más de la gestión del turismo y no solo en precio, sino en otros factores. Por ello, ahora más que nunca, hay que ser muy prudente en la imagen que se da, en la variedad del mismo, en el trato al turista, y en la calidad del destino, no tan solo del producto.

De cómo tratemos estas variables ciudadanos y en especial los que nos gobiernan, de que veamos el turismo en positivo y no negativamente, dependerá que tengamos un futuro con nubes o con nubarrones.