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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Todavía faltan camareros

En la terraza lounge más cool, en la cafetería de gasolinera más acelerada, en el restaurante más refinado de la ciudad y en el chiringuito más animado de la playa los camareros bogaron este verano al límite de sus fuerzas. No he visto todos los sitios, pero en todos los sitios lo he visto.

Antes de iniciar la temporada, los hosteleros se quejaron de que no había camareros porque los jóvenes no pierden verano y prefieren ir de fiesta a trabajar en ella (lo que a uno le hace sentirse joven contra toda evidencia). Los hosteleros, que tan rápido captan la oportunidad, no ofrecieron empleo a los mayores pese a que hace años había camareros que colgaban la chaquetilla al llegar la edad de jubilación. Ahora los camareros son jóvenes a los que cambian la cara y la raza cada poco.

El hostelero pasa todo el cargo del camarero al consumidor y no debería ser así. El cliente paga el camarero en prácticas al mismo precio que a un veterano que sabe y puede servir bien esa consumición. Uno pide un café a una empresa que los sirve y en esa tacita va la cuotaparte del alquiler, de los gastos generales, de la maquinaria, de los impuestos y del servicio de barra y mesas.

Lo que menos se paga en el café del bar es el grano de café tostado y molido, el agua, el azúcar y que lleguen en tiempo y forma. Podríamos quejarnos de esos cafés de carretera que pasan por la boca como una infusión negra y llegan al estómago como un arma blanca, pero lo que nos parece más caro de ese establecimiento al que vamos a libar y masticar placenteramente es la tensión que traslada un camarero de dos brazos que se siente un octópodo manco, no llega al final de la barra y ni oye ni ve cuando da zancadas entre las mesas. Ese camarero tiene todo lo que se le puede pedir a un camarero menos otro camarero. Un buen menú servido con mal ritmo hace una comida regular. Una tila ofrecida sin serenidad se convierte en un «Red bull». Lo que falta en camarero es imputable al dueño, que extrae más beneficio del sudor del servicio que del aceite de lo que comes y del líquido de lo que bebes.

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