Diario de Mallorca

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Hemos entrado ya en un mundo virtual, es difícil ya, encontrar a alguien, en cualquier ámbito, que no este pendiente del teléfono móvil, siguiendo videos, mensajes, chateando, hasta el punto de que la conversación, comunicación oral entre familiares, amigos esta declinando, el WhatsApp y otros imperios del artilugio dominan la vida de la sociedad actual. Si se extravía, el ingenio, aunque sea por poco tiempo, la persona, queda desconcertada, entra en un estado de ansiedad, de pánico, de difícil control. ¿Ha visto a alguien en un aeropuerto, cafetería, calle, con un periódico o un libro en la mano? La adicción al móvil es ya preocupante, hay jóvenes que se pasan siete u ocho horas al día conectados. Se sabe que perjudica la salud mental y física. Por si esto no fuese por si mismo alarmante, ha entrado, ahora, con fuerza el metaverso, movimiento virtual, que ofrece diferentes avatares, en tres dimensiones, dentro de un mundo ficticio, con una aparente realidad aumentada, que trasciende la propia realidad, traslada al individuo a un lugar imaginario, a un universo paralelo, a un espectro de otros que están fuera de su vida, todo ello mas allá de la propia imaginación. Se trata de una potente ficción que se está generalizando, acercando incluso a la ciencia, mediante la visualización de objetos virtuales, perceptibles desde diferentes ángulos o perspectivas.

Metaverso es un acrónimo de ‘meta’, que etimológicamente procede del griego y significa más allá, de lugar imaginario, trascendente, y ‘verso’ que equivaldría en este caso, a nuevo universo. El termino fue acuñado por el escritor Neal Stephenson. (Maryland 1959), de la universidad de Boston, que se especializó en computación y nuevas tecnologías. Su novela, Snow Crash,-1.992- por ejemplo, roza el campo de la ciencia ficción, ficción especulativa en la que aborda temas tanto de nanotecnología como metafísica. En el metaverso se recogen diferentes avatares, o vicisitudes imprevistas, - avatar, vocablo procedente del sanscrito-, a través de dibujos en movimiento. Avatar también fue el nombre de una famosa película de James Cameron, filme que obtuvo en su día la mayor recaudación de la historia y que relata un conflicto entre humanos y extraterrestres.

Como podemos ver a través del metaverso y sus avatares estamos profundizando en un mundo irreal que nos aparta de la convivencia, la relación personal, de la comunicación y cuyas derivaciones no conocemos en profundidad, pero podemos intuir que no serán positivas. La incomunicación conduce a consecuencias sociales y emocionales, aislamiento, produce inseguridad, frustración, desconfianza. Por el contrario, la comunicación social espera transmitir valores, tradiciones, cultura, con una interacción en el proceso y todo eso no lo puede aportar un simple click. La pérdida de todo esto no es gratuita. Los efectos de la incomunicación pueden acabar siendo devastadores, fracaso de relación social, pérdidas de facultades lingüísticas, depreciación de la empatía, desintegración de las emociones y alejamiento de verdaderos sentimientos.

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