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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

Victoria amplia del PP en Andalucía, ¿y ahora qué?

Nadie discute la clara victoria del PP, mayoría absoluta, debido en gran medida, junto con otros avatares, a la buena campaña de su candidato y ahora Presidente J.M. Moreno. El interrogante, ¿y ahora qué?

El horizonte principal de los populares será las próximas elecciones generales. Los populares ven en la victoria del 19 J el inicio del fin de P. Sánchez. Son palabras de E. Bendodo, Coordinador General del PP Nacional, «el resultado electoral puso el reloj en marcha con una cuenta atrás para que Sánchez salga de la Moncloa». Los populares moverán cielo y tierra para convertir los próximos meses en un clímax preelectoral permanente, generando, con causa y/o sin ella, inestabilidad e ingobernabilidad en la gestión política del gobierno de coalición e intentando romper la actual mayoría parlamentaria, provocando un adelanto electoral.

La oposición es necesaria, pero ¿con qué talante? No puede limitarse a negar la mayor, sin ofrecer ninguna alternativa a cualquier propuesta del Gobierno convirtiendo al Congreso (y en los Parlamentos Autonómica y en y en los Plenos Municipales) en una pelea de gallos, donde la norma es la descalificación y el insulto. Pueden ser clave los próximos debates referidos a las extraordinarias medidas aprobadas el pasado sábado en Consejo de Ministros, que tendremos ocasión de analizar, para hacer frente a la grave crisis estructural socioeconómica que sufrimos, incluyendo propuesta para frenar el crecimiento descontrolado de la inflación.

A su vez Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE , en la reciente reunión de la directiva socialista, admitió los malos resultados, muy superiores a los esperados. Sánchez niega rotundamente, y así se lo dijo a los suyos, que en España se haya instalado un «cambio de ciclo político», como plantea el PP. El Gobierno considera que la situación no se parece en nada a la de 2011, cuando el PSOE de J.L. Rodríguez Zapatero se hundió a sus peores cotas por los recortes y la crisis económica que provocaron una desconexión total con su electorado. Ahora España está creciendo, ha superado los 20 millones de ocupados, el verano está marcado por una ocupación casi total en el turismo. Las encuestas señalan que la población aprueba las medidas del Gobierno, aunque parece compatible con un evidente desgaste del Ejecutivo. Es un hecho probado la dificultad del PSOE, y en general de las fuerzas de izquierda, de transformar en apoyos electorales ese respaldo a iniciativas como la reforma laboral, la subida del salario mínimo, la actualización de las pensiones, el ingreso mínimo vital o las leyes de protección a la sanidad y la educación públicas.

Algunos dirigentes están desconcertados por este fenómeno, no entienden que el PSOE no tenga más apoyo con una gestión bien valorada. La profundidad de la crisis puede haber colaborado a crear un clímax ciudadano de desconcierto y de desconfianza. En los últimos años se están produciendo, no solo en España sino en todo el contexto europeo, una pérdida de confianza/credibilidad hacia los partidos tradicionales afectados por su incapacidad de adaptarse al cambio, con un discurso basado en posicionamientos político-ideológicos obsoletos y acribillados por numerosos casos de corrupción, con una clase política que en el mejor de los casos genera desafección y una percepción de lejanía. No tienen suficientemente en cuenta las opiniones de la gente. No escuchan.

Y sobre todo en el espacio político español las fuerzas autodenominadas alternativas no han conseguido hacer el sorpasso ni a la derecha ni a la izquierda; y lejos de contribuir a pacificar el escenario político han generado un incremente de la crispación y la consiguiente fractura social. Además, existe la irrupción de una nueva masa de votantes jóvenes totalmente desconectada de los partidos tradicionales, básicamente porque sienten que estos partidos les han ignorado sistemáticamente. Y son sustituidos por un uso permanente de las nuevas tecnologías y de las redes sociales como canales de comunicación político-electoral; y por discursos simplistas provenientes de opciones políticas extremistas.

Sin pasar por alto determinadas disfunciones del vigente gobierno de coalición PSOE/UP. Así como la dificultad de gestionar políticamente la actual mayoría parlamentaria, formada por múltiples y diversas fuerzas políticas, las que son los que deben dar el voto positivo a las propuestas del Gobierno en el marco del Congreso.

Pedro Sánchez parece haber comprendido. Piensa agotar la Legislatura. Sin duda son necesarias medias macroeconómicas y estratégicas para hacer frente a la profunda crisis. Pero la ciudadanía debe visualizarlas en la microeconomía, incluida la familiar. El PSOE, los socialistas deben tener un papel más activo y bajar a la calle a escuchar y explicar sus iniciativas, sus propuestas y sus actuaciones. Tal actitud de escucha, por pura lógica, debe aplicarse a nivel autonómico y en los ayuntamientos.

El Debate de la Nación, previsto inicialmente el día 11 de julio, podrá ser un buen botón de muestra. Y el próximo otoño, donde expertos ponen la fecha tope para hacer frente a la profunda crisis.

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