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Yolanda Román

Preguntas del futuro digital

Es fácil reconocer a los líderes. En una reunión, en un debate, en un proceso de toma de decisiones cualquiera, son las personas que insisten en entender por qué. No cómo, cuándo ni cuánto costará: por qué. Por qué estamos en esta situación, por qué deberíamos -en el sentido kantiano- hacer o no hacer algo, por qué así y no de otra forma, por qué esperar, por qué no esperar, qué cambiará, quién se beneficiará, cómo será memorable. Buscan analizar de dónde se viene y proyectar adónde se va, en el largo plazo y más allá de acciones y resultados concretos. Con estas preguntas los líderes obligan a un ejercicio a la vez de profundización y de ambición, construyendo el relato necesario para acometer la empresa y llevarla a buen fin. Porque como bien sabemos, somos historias; y sin propósito, ninguna persona, grupo u organización puede avanzar más que unos pocos pasos.

Estrenada ya la era posdigital, pero con organizaciones y colectivos aún pendientes -cuando no definitivamente excluidos- de los «inevitables» procesos de digitalización, y con el «zasca» como marco mental de referencia de la comunicación social, el liderazgo del largo recorrido se antoja tan necesario como siempre para poder vislumbrar los caminos por los que avanzar colectivamente. Tenemos que recordar o descubrir o inventar por qué, para qué.

¿Por qué es imparable el consumo digital y qué significa esa profunda transformación económica y social? ¿Por qué es urgente la digitalización de las administraciones públicas y de las pymes? ¿Dónde situaremos la frontera digital? ¿Cuánto tiempo pasaremos en el mundo físico y cuánto en el virtual y qué implicaciones tiene eso en el diseño de las ciudades, en la seguridad y el empleo? ¿Para cuándo una Constitución digital y cómo convertirla en hito fundacional?

Necesitamos visión, propuestas éticas y épicas, historias con capacidad performativa ligadas al propósito común y al mundo por construir. Necesitamos líderes de lo digital, para lo digital y lo de después de lo digital.

¿Dónde están y quiénes son esos líderes del futuro? No los que lo gobernarán, gestionarán o protagonizarán como caras visibles y populares; los que lo inventarán, nombrarán y apuntarán en el horizonte un camino más o menos cierto y transitable. Un futuro en el que se pueda creer, aunque no se vislumbre del todo, y sobre el que se pueda construir, a la manera en la que se construyeron las catedrales. Sobre el que puedan actuar e influir, hacer y deshacer, los políticos, los técnicos, los expertos, los analistas, los jefes, los emprendedores y los «mandaos», que harán lo que puedan para darle forma.

Ciertamente no lo son las anticuadas élites, ni los nuevos adanistas que reinventan la rueda a base de clickbait. Algunas grandes mentes empresariales parecen tener esa visión, pero no resulta aún ni comprensible ni asumible para la mayoría de los terrestres. Algunos dirigentes políticos parecen tener ese relato, pero no resulta aún inspirador, creíble o suficientemente claro con tanto ruido alrededor.

Sobre los grandes porqués y sus respuestas sobrevivimos, construimos y avanzamos. ¿Tal vez están ahí y no los vemos?

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