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Jenn Díaz

Reglas incapacitantes: Las disponibles

Si ya lo sabemos, que los derechos de las mujeres, una vez los conquistamos, son utilizados y absorbidos por el sistema y utilizados en contra nuestra. Lo sabemos de sobra, de verdad, no hace falta que nos alerten sobre las posibles consecuencias de legislar sobre la invisibilización de nuestros cuerpos. No siempre: de nuestros cuerpos cuando menstruen. Unos quieren negarnos el derecho a pararnos, a escucharnos, a respetarnos. Ningunean nuestro dolor, invisibilizan nuestros procesos corporales. Desconfían de nuestra palabra. Otros nos quieren capar la posibilidad de hacer aflorar un debate. El permiso menstrual ha abierto otra rendija en la opinión pública. No quieren que exista. O no quieren que la regla nos haga daño. No, les da igual que nos haga o no daño, quieren que el dolor sea privado. Que no altere el funcionamiento perfecto, redondo, de la producción. Otras no quieren ser consideradas víctimas. Nadie lo quiere. Es peor: no quieren que las víctimas tengan derechos.

Pero de verdad que ya hemos tenido en cuenta la posible respuesta. Sí, está claro, es muy probable que si legislamos y garantizamos una baja por dolor menstrual haya quién aproveche para discriminar a mujeres, hombres trans y personas no binarias que quieran acogerse a un derecho que les pertenece. Ya lo sabemos. De sobra. También sabemos que cuando legislas sobre derechos hay quién hace un mal uso. Sí, también lo sabemos, también lo hemos tenido en cuenta.

Y a pesar de todo, señoras y señores, queremos que los cuerpos que sangren, que sufren dolor y que no se sientan capaces de hacer vida normal, puedan tomar una decisión consciente sobre su cuerpo. Que tengan esta posibilidad. No es obligatorio, señoras y señores: ustedes, si tienen dolor y no quieren dejar de producir, ser útiles para un sistema que nos quiere siempre dispuestos para regalar nuestro tiempo y nuestra energía, tendrán todo el derecho. Adelante. Podrán continuar alimentando la rueda salvaje que no quiere permitir que te pares. Pero nos tienen que dejar que pongamos luz a cuestiones invisibles, a tabús, a cuerpos idealizados, siempre limpios, llenos de romanticismo, eróticos y jóvenes. Pero ya lo entiendo, nos quieren disponibles para todos ustedes, el sistema y sus deseos. Y calladitas.

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