Una de las cosas que comporta la reclusión hospitalaria es la disponibilidad de tiempo. Tiempo para pensar, tiempo para meditar, tiempo para leer, tiempo para escribir... Y tiempo para ver la televisión, también, pudiendo seleccionar programas y contenidos a los que normalmente no prestamos atención en el día a día o que simplemente ignoramos.
He descubierto La 2, probablemente y ahora mismo la mejor televisión pública del país. Su programación, además de amena y variada, contribuye a la formación de las personas desde muchos puntos de vista, casi siempre constructivos. La pluralidad, la diversidad, el respeto por el medio ambiente o la puesta en valor de nuestro patrimonio son activos que raramente o de manera muy sesgada se ven en la oferta televisiva al uso, preocupada únicamente por mantener los índices de audiencia a costa de lo que sea, por muy chabacano y rastrero que sea. En estos tiempos de polarización mediática y social, en los que tan difícil resulta encontrar referentes que nos transmitan tranquilidad y sosiego, La 2 resulta a menudo un verdadero bálsamo, ese lugar de paz y consenso que hace que no pierdas del todo la fe en el mundo y todo lo que le rodea.
Hay vida más allá de la covid-19, la polémica sobre las macrogranjas ganaderas o el culebrón Djokovic, se lo aseguro. Vean La 2: es bastante más que la consabida secuencia de los ñus tratando de cruzar desesperadamente un río, a poco que se empeñen lo descubrirán. No es necesario que renuncien al entretenimiento; simplemente les sugiero que de vez en cuando descubran por propia iniciativa que hay alternativas frescas y jugosas a El Hormiguero, La Liga, El Intermedio o Sálvame, incluso a los informativos, si me apuran. Opten de vez en cuando por ellas, no se arrepentirán.
No le falta razón a Irene Vallejo cuando en su espléndido libro Alguien habló de nosotros, una recopilación de artículos publicados en el diario Heraldo de Aragón, hace afirmaciones como esta: «Cubiertas las necesidades básicas de la vida, la siguiente conquista social es el aprendizaje y el saber». Y La 2 está ahí para eso, entre otras cosas.