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Juan Rigo

Desde París | Hagan juego

Eric Zemmour presentando el lema de su campaña: ‘Reconquête!’ JULIEN DE ROSA

Les comentaba hace unas semanas, al tratar de las candidaturas de los socialistas, que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, apostaba por la «reconquista» como lema para recuperar el electorado perdido y conseguir llegar al Eliseo, mientras que Arnaud de Montbourg, el exministro de economía de Hollande, se inclinaba por un vocablo mas futbolístico como «remontada». Pues bien, ahora podemos ya decir que la elección no ha resultado muy afortunada ya que ambos figuran descolgados en todos los sondeos, en la cola del pelotón de los presidenciables. Es más, Hidalgo, consciente de sus escasas posibilidades, antes de tirar la toalla, ha lanzado una propuesta a toda las fuerzas de la izquierda para organizar unas primarias y uniendo fuerzas y votos, presentar un solo candidato. Una proposición que ha caído en saco roto ya que ni los ecologistas, ni los Insumisos, ni los comunistas están por la labor, optando por tirar cada uno por su lado. Y por si esto no bastara, ahora resulta que la también exministra del último gobierno socialista, Christiane Taubira, que tiene las simpatías del electorado verde/feminista, ha anunciado que podría presentarse en aras a impulsar esa «imposible» unión de la izquierda. Confusión total

Frente a la cacofonía de la «gauche», la «droite» saca pecho con la entrada oficial en campaña del polemista Eric Zemmour. De entrada, su partido no se llamará Vox populi, sino que finalmente se ha decantado por fotocopiar la opción castiza de la Sra. Hidalgo, Reconquete! Una Reconquista que encaja perfectamente en su credo, su fijación anti islam y anti inmigración, recuperar Francia para los franceses, como un Santiago y cierra la España en versión gala! El anuncio, en un mitin multitudinario en las afueras de París que reunió a casi 20.000 personas,- aunque quizás este no sea el término adecuado- tuvo lugar en vísperas del esperado desenlace de las primarias de los Republicanos, con la intención evidente de robar protagonismo a la derecha de toda la vida. El mitin, con una arenga desbordante de populismo y donde no faltaron invectivas a Macron y a la prensa, estuvo marcado por varios episodios violentos, - unos militantes de SOS Racismo salieron vapuleados del recinto- incidentes lógicos teniendo en cuenta su discurso invitando a al odio racial y favoreciendo un clima de crispación.

Curiosamente, la gran beneficiada del fenómeno mediático Zemmour no es otra que su supuesta rival Marine Le Pen, quien se mueve como pez en el agua en ese ambiente revuelto donde el insulto y la provocación son más importantes que el programa. De hecho, en los mentideros políticos de la capital circulan diversos rumores que apuntan al riquísimo hombre de negocios Vincent Bolloré como artífice, padrino del movimiento que ha lanzado a Zemmour al ruedo con una doble intención: por un lado para desestabilizar a Macron, al que no puede ver ni en pintura, y que hasta hace poco estaba cómodamente instalado en el poder, esperando un previsible duelo contra Le Pen, como en el 2017, a la que de nuevo batiría sin problemas. Con la aparición de Zemmour las tornas han cambiado, y no tanto por pensar en que tan histriónico personaje pueda llegar al Eliseo, sino porque con sus invectivas racistas, homofobias y misóginas está haciendo pasar a Le Pen por una moderada, dando credibilidad a la candidata del Rassemblement National, quien podría reunir los votos de toda la extrema derecha en una hipotética segunda vuelta.

Ahora bien, quizás, en un ejercicio a tres bandas, la ultima beneficiaria/destinataria de tal jugada, carambola perfecta, seria la recién proclamada candidata por LR, Valerie Pecresse, con un historial inmaculado al servicio de todos los antiguos líderes de la gran derecha, de Chirac, su primer mentor, a Sarko, de quien fue ministra. Una candidata ambiciosa, poliglota, salida de la prestigiosa ENA (Escuela Nacional de Administración), chaquetera, cambiando de rumbo según el viento, capaz de atraer al elector centrista y a la vez a la derecha más extrema y a quien comparan ya con Merkel por su capacidad de trabajo y su mano firme en las negociaciones. Otros factores juegan en su favor, como el hecho de que al electorado francés le va el voto de castigo, no votar a favor de alguien sino en contra, y que por tanto no le agrada renovar el mandato a los Presidentes salientes. Solo Mitterrand y Chirac lo consiguieron en su momento y ha llovido desde entonces. Panorama pues incierto al cerrar el año y con la sombría amenaza de la ómicron que parece querer invitarse a la campaña electoral para complicar aún más las cosas.

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