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Lucía Velasco

Internet no es país para niños

Debido a la brecha digital hay dos realidades distintas sobre la socialización online de los menores. Por desgracia, para los que están en los límites de la inclusión, el riesgo en este caso no está dentro, sino en quedarse, precisamente, fuera. El resto, los privilegiados, se enfrentan a un nuevo espacio en el que están demasiado expuestos a los peligros de la red para lo vulnerables que son. Deberíamos regular para protegerlos, y hacerlo lo antes posible.

La pandemia ha empujado a niños y niñas a hacerlo todo a través de internet. Jugar, aprender o relacionarse, solo han sido posibles durante muchos meses en el entorno digital. En España, según Qustodio, lidera TikTok. Los niños gastan más de 1 hora al día dentro de esta red, un aumento del 100% desde 2019. Le sigue Instagram donde pasan otra hora, luego Facebook y después SnapChat. Usan intensamente la tecnología y en muchos casos sin supervisión parental. El tiempo de pantalla ha subido un 40%, alcanzando niveles insanos. Para muchos chicos, la realidad es algo por lo que hay que transitar a lo largo del día para poder llegar finalmente a la ansiada virtualidad.

El mundo online es muy atractivo porque es un espacio sin reglas donde se puede experimentar. Los niños son consumidores cada vez más intensivos y empiezan cada vez más pronto. Además, las grandes tecnológicas conocen bien cómo funciona la mente y se encargan de activar la adicción. Sin embargo, no somos conscientes de la cantidad de amenazas que acechan: más del 60% de los menores de 8 a 12 años ha estado expuesto a riesgos cibernéticos. Los más habituales son el ciberacoso y el daño reputacional. El 17% de los niños incluidos en una encuesta ha reconocido haber tenido encuentros con personas que han conocido en internet. Sin un adecuado control, su seguridad, su privacidad o su salud están en riesgo. Pornografía, sexting, odio o desinformación son solo algunos de los contenidos a los que se exponen sin una adecuada configuración.

Mirando más lejos, tenemos que reconocer que no sabemos el efecto que tendrá sobre su salud física y mental el exceso de tiempo frente a la pantalla. Lo que sí apuntan algunos estudios es a que tendrá más impacto en las niñas que en los niños. En esta «cultura de compartir» que hay en las redes, el sexismo y los estereotipos juegan un papel importante.

Por todo ello, es fundamental garantizar sus derechos en los entornos digitales. Europa lo sabe y trabaja en varios frentes a la vez como la Ley de Servicios Digitales, la legislación sobre la detección, la eliminación y la denuncia del abuso sexual infantil o la Estrategia de la UE sobre los derechos del niño. Sin embargo, la propia Comisión es consciente de la necesidad que hay de mejorar la coordinación y garantizar la coherencia en la protección de los menores en todos los países. Mientras tanto, las personas expertas recomiendan alejar a los menores de las redes. No podemos seguir haciendo que se familiaricen antes con los dispositivos que con los libros. Ya sabemos que la vida es lo que pasa fuera del metaverso.

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