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El saneamiento, la asignatura pendiente de Palma

Playa de Can Pere Antoni, un día de bandera, roja. Raúl Sanz

La actual situación de emergencia climática obliga a mantener un compromiso con el medio ambiente, a luchar contra el cambio climático y a garantizar una gestión eficiente de los recursos tales como el agua. Solo de esta manera se podrá avanzar hacia un modelo de economía circular. El saneamiento debe ser la pieza angular de todo el proceso para lograr que no sea el final del ciclo, sino el origen del reaprovechamiento del recurso hídrico. Hay que tener en cuenta que la reutilización del agua es una de las opciones imprescindibles para hacer frente a la escasez. De la misma manera, la regeneración puede ser una herramienta fundamental para garantizar el suministro en caso de sequía y crisis hídrica, con todas las garantías sanitarias y de calidad.

Pero esta óptima situación dista mucho de la realidad en Palma, donde el saneamiento es una asignatura pendiente. Desde hace décadas el sistema de saneamiento no funciona. Se registran constantes vertidos de aguas mixtas -pluviales y residuales- de la depuradora Edar II al mar que suponen un peligro para la salud pública y el medio ambiente. Las playas afectadas habitualmente han sido dos, Can Pere Antoni y Ciudad Jardín. Los más veteranos de la zona desde hace años las denominan «las playas de samerdera» y, aunque antes los vertidos eran puntuales, ahora debido a la antigüedad de las instalaciones son más frecuentes y no solo cuando se producen episodios de lluvia.

Aunque se han planteado y, al parecer, se han iniciado algunas obras al respecto, queda lejos que la ciudad pueda disponer de la renovación total de las instalaciones y de la construcción de un colector desde las Avenidas hasta la Edar II para evitar los desbordamientos. Por ahora, cada vez que se producen vertidos hay que cerrar al público las playas hasta que las analíticas no garanticen que puedan volver a ser aptas para el baño. Los propios técnicos aseguran que la actual depuradora está obsoleta, un problema histórico vinculado a una situación de infrafinanciación.

El desolador panorama de los vertidos llevó incluso a que la Fiscalía de Medio Ambiente y el Seprona abrieran diligencias para investigar posibles delitos contra el medio ambiente. Una denuncia del abogado Santiago Fiol en agosto de 2018, a título propio como navegante, llevó a la expresidenta de la Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillado (Emaya), Neus Truyol, y a su exgerente, Imma Mayol, a prestar declaración judicial. Pero más que esclarecer los hechos, su relato se basa en defender su gestión y en buscar culpables entre los anteriores responsables o incluso en el Govern de les Illes Balears. La causa sigue abierta.

Pero no es la primera vez que se abre una investigación por saneamiento. Existen antecedentes de mala praxis. El Tribunal Superior de Justicia de las islas ya condenó hace trece años, en 2006, a Emaya por vertidos de aguas fecales al mar. Hay registradas denuncias por estos hechos desde el año 2001. Además, en 2005 la Asociación de Vecinos del Coll d’en Rabassa llevó los hechos a la comisión de Medio Ambiente.

Tanto Neus Truyol como Imma Mayol ocupan cargos políticos tras su imputación en el tema de vertidos. Truyol actualmente está en el Consejo de administración de EMAYA, y Mayol es la responsable de la Dirección del Área de Ecología en el Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

Ambas están imputadas por el presunto delito medio ambiental de los vertidos, e investigadas por malversación de fondos públicos. La Guardia Civil llegó incluso a registrar el domicilio de Mayol en Barcelona en agosto de 2019 con el objetivo de averiguar si había material informático y un teléfono móvil. Fue la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien la rescató colocándola en el AMB, un nombramiento no exento de polémicas internas.

Una coincidencia curiosa si tenemos en cuenta el perfil y el pasado de Mayol, reconocida ecologista, que militó y fue cargo público de Inciativa per Catalunya-Verds. Al parecer, las ideas políticas de la exregidora de Barcelona se quedan solo en ideas, que no lleva a la práctica como gestora. Porque una cosa es predicar y otra dar trigo.

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