Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alex Volney

Viajar en la SARFA

Autobús marca Saurer de la flota de la SARFA, años 30 del siglo XX.

Curiosamente cada vez que algún problema de salud acechaba, de una forma u otra, al universal empordanès acababa surgiendo una valiosa obra. De El Quadern gris y de la pandemia de 1918 ya hemos hablado, pero de la intoxicación comiendo ostras que interrumpió su colaboración en la revista Destino, no tanto. A causa de ese parón surgieron esos fabulosos papeles que con el tiempo corresponderán al Viaje en autobús. De esos dos meses de reposo forzado aparece el libro que ahora pueden adquirir en castellano en la cuidada y exhaustiva edición de Xavier Pla, Editorial Cátedra. Rebautizado como artefacto literario un volumen planiano «que hace todo lo posible para no parecer literario». Publicado por primera vez en 1942. Es en esta nueva edición que se incorporan fragmentos no autorizados por la censura franquista, de contenido absolutamente ridículo y ocultados bajo unos preceptos de lo más patéticos.

La relación entre salud y obra escrita tal vez merezca un buen ensayo. Bajo el mismo cuño nacen tantísimos artículos hasta llegar a su célebre El que hem menjat. Realmente esta fabulosa novedad editorial de hoy pueden encontrarla incluida en el noveno tomo de su obra completa en catalán (en sus treinta mil páginas «definitivas») con el título De l’Empordanet a Barcelona. En la misma órbita precedía en 1934 Viatge a Catalunya, que fue el último libro publicado en catalán antes de la guerra.

Eran tiempos, en la aparición del primer Viaje en autobús, de «desengaño» de Pla con el régimen al que había ayudado. Unos sostienen que escapó de Llofriu por unos exaltados anarquistas que lo perseguían, otros que más adelante el propio desengaño es proporcional a su labor como espía del régimen e incluso se le acusa de delación hacia personas exiliadas que en la clandestinidad volvían unas horas, de incógnito, a ver a sus familias. Uno de los más controvertidos títulos de los últimos años, Espías de Franco. Josep Pla y Francesc Cambó del periodista Josep Guixà, amplía esa línea y la de demostrar que algunos nacionalismos pueden tener muy controvertidos lazos.

En su contradictoria personalidad abunda una visión de virtuosa actualidad, el inclasificable autor llega a sentenciar, defendiendo siempre el carácter absolutamente conservador e intrínseco del pagès, que «una sensación de novedad tan inquietante que, ante este hecho, las relaciones serán de puro mareo. Y se llegará a formar aquí, como se ha formado en otros países, la convicción de que los campesinos son una rémora, un peso muerto, una sustancia insoluble en el llamado nuevo orden, una fuerza pasiva y destructora». Haciendo valer exageradamente tal argumento ante la pulsión colectivizadora, pero manteniéndola hoy más vigente que nunca ante los retos de la globalización.

Esta nueva edición es totalmente fiel a la de 1948 revisada por Pla. En la incorporación de fragmentos censurados hay que añadir la autoentrevista que cierra el libro con su alter ego J. Méndez- Bohigas. Interesantísimo documento que hace tambalear, en algún momento, la honestidad y humildad de un escritor que ya de todas formas ha multiplicado su valor y su éxito pasados decenios y polémicas.

En la línea de Cartes de lluny, sin «mosquitos, leones, ni chacales…» «he sido aficionado al matelote de anguilas, a la becada en canapé y a la perdiz mediterránea». Para este autor La pieza de caza del viajar es la aventura y la vida lo es ni que sea en su particular retiro en las playas de la forzadísima decepción.

En la Costa Brava las Fondes, hostales, realmente tenían grandes patios donde reposaban las tartanas y los carros. Tuvieron estos establecimientos gran importancia en la comunicación entre los pueblos de las comarcas. Estas serían desplazadas por el Carrilet y más tarde el trenecito sucumbiría, también, ante la adelantada visión de Pere Mercader que ayudó al gran cambio de los tartaners por los primeros autobuses. En estos antiguos camiones llegaron los pioneros del veraneo de la nueva industria que desplazaría lentamente al corcho.

Esta empresa de transporte de viajeros entre las comarcas lindantes de Girona ha tenido por costumbre cubrir Palamós- Calonge- Castell d’Aro- Platja- S’Agaró- Sta. Cristina i Sant Feliu de Guíxols. Figueres- Roses i Cadaqués y era el auténtico enlace de la Costa Brava con Girona y Figueres además conectaba l’Empordà y toda la Costa con el aeropuerto del Prat.

El 2008 dejaron sus instalaciones de las antiguas cocheras de la calle Torres Jonama de Palafrugell y se instalaron en el Polígono Riera d’Esclanyà. Durante un siglo ha ido cambiando de propietarios e incluso algunos aseguran que una parte pertenecía en su momento a los Pitongos (Germans Maristes).

La verdad principal de esta hermosa historia está en el cómo se fue vertebrando un tejido económico pionero en tantas cosas. Esta compañía fue fundada el septiembre de 1921. Sus tres socios eran de tres familias de tartaners: Narcís Ribot de Sant Feliu de Guixols. Antoni Font de Llagostera i Josep Artigues de la casa de l’hereu Rovira de Palafrugell. Societat Anònima Ribot, Font i Artigues: S.A.R.F.A.

Compartir el artículo

stats