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Javier Cuervo

Artículos de broma | Tendencias del teletrabajo

Leonard Brown, un administrativo británico de 56 años, padre de seis hijos, volvió a la oficina un lunes después de 17 meses de teletrabajo y cuando dieron las once de la mañana sacó el pene y se masturbó, como venía haciendo durante todo ese tiempo. Lo contó Sunday Sport. Lo echaron los guardias de seguridad y perdió su empleo inmediatamente. Él ha empezado una campaña por lo que considera un despido improcedente. La enseñanza es que el teletrabajo tiene sus ventajas y sus rutinas, pero hay gente a la que se le va la mano.

En España la mayoría de las empresas son firmes defensoras del trabajo presencial porque creen que la gente que trabaja en casa pasa el día meneándosela ante el ordenador. El ejemplo de Brown lo confirma (así lo hizo a las once cada día que teletrabajó) y lo desmiente (así lo hizo también en su primera jornada presencial). No sé hasta dónde cubre en Reino Unido la reglamentación de las actividades que se pueden hacer en el descanso de las 11, que aquí solemos aprovechar para tomar un café. Acaso por 17 meses de esa práctica consideró que era un derecho consolidado por el uso.

El caso de Brown es algo particular, pero las costumbres domésticas en el teletrabajo pueden ser tendencia. Las revistas de moda cuentan que muchas mujeres han renunciado al placer de quitarse el sujetador al llegar a casa a cambio de dejar el sufrimiento de llevarlo puesto todo el día. Esto puede llegar a ser una crisis para la lencería hasta que vea cual es la oportunidad que trae consigo, salga de su zona de confort (tan poco confortable para muchas mujeres) y se reinvente, por decirlo todo en lenguaje mierdoemprendedor.

De momento, este verano se llevan los vestidos largos y con volantes por arriba, quizá para asegurar una transición pactada al neosinsostenismo poscovid de quinta ola, por decirlo en la faramalla de la costura, mucho más engañosa que la de la política e igual de enrevesada cuando tratan de no hacerse entender en la neolengua de la igualdad y la inclusión, que se entienden bastante bien por sí solas.

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