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Juan Tapia

¿Un bloqueo destructor?

Nuestro mundo es el mundo | Sería gravísima la no renovación del Poder Judicial y del Constitucional hasta el 2024

El jueves Pedro Sánchez y Pablo Casado, en sendas ruedas de prensa, vinieron a dar por acabado el curso político. Con un balance negativo ya que se confirmó que el muy pétreo muro de la alta crispación, que ha estando marcando la legislatura, no se va a suavizar y es probable que persista indefinidamente.

El temor ahora es que esta crispación dure toda la legislatura, hasta finales del año 2023, y conlleve no solo el bloqueo político, sino también el institucional, con la no renovación y la parcial paralización y pérdida de autoridad moral de dos instituciones clave del Estado de derecho como son el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el órgano de gobierno de los jueces, y el Tribunal Constitucional (TC).

¿Cómo se ha podido llegar hasta aquí? Porque los constituyentes, en el clima de superación y consenso de la Transición, nunca llegaron a pensar que los dos grandes partidos (entonces UCD y PSOE) serían incapaces de acordar nombramientos relevantes que requieren mayorías muy cualificadas para la renovación de las principales instituciones.

No es algo del todo nuevo porque el PP ya las retrasó mucho en legislaturas anteriores cuando era minoritario en el Congreso, pero nunca se había llegado hasta el extremo actual. Ahora se puede temer que los nombramientos del CGPJ y del TC estén congelados desde el 2018 hasta la próxima legislatura que se debería abrir en el 2024. Y la crispación y la parálisis institucional no auguran nada bueno para la estabilidad política, cuya ausencia puede tener consecuencias negativas sobre la economía y el bienestar social. A un país partido le costará generar la conveniente confianza.

Sánchez culpa del bloqueo al PP y subraya que el CGPJ lleva ya 968 días pendiente de renovación y que Casado no cumple lo que dicen las leyes y la Constitución. Casado contesta: «Y tú más». Y acusa a Sánchez de no pactar la renovación ni de querer cambiar la elección del CGPJ. Olvida que la ley es la ley –lo que tanto recrimina al independentismo– y que con esta ley se renovó el CGPJ con Aznar y Rajoy.

Para Casado el gobierno está «en recesión» y pide elecciones ya porque los españoles añoran al PP. Sánchez contesta con un balance aceptable en la lucha contra la pandemia –España es uno de los países con mayor porcentaje de población vacunada, el 55%– y con las previsiones, avaladas por el FMI, que dicen que somos uno de los países que más crecerá en el 2021 y el 2022. Y los datos de la creación de empleos, 465.000 en el segundo trimestre, están ahí. Por eso quiere acabar la legislatura a la que fija el objetivo de la recuperación económica aprovechando la gran oportunidad de los fondos europeos.

Pero Sánchez tiene un gobierno de coalición que aguanta con problemas, carece de una mayoría parlamentaria sólida y va a tener que afrontar un Tribunal Constitucional –se ha visto en la sentencia sobre el estado de alarma– nada cercano. Y esta sentencia no solo le perjudica, tampoco ayuda a saber como España podría afrontar una nueva y agresiva oleada de la pandemia. Además, la humillante derrota en Madrid ha dejado un horizonte electoral incierto pese al sorprendente y reciente reajuste ministerial.

Pero si Sánchez afronta un calvario, el líder del PP no lo tiene mejor, aunque solo sea por aquello de que «el poder desgasta... al que no lo tiene». Y todas las encuestas que dan una apretada victoria a la derecha –que no son todas– predicen una alianza PP-Vox que muchos ciudadanos, incluso conservadores, ven con recelo. En Alemania y Francia la extrema derecha no es un aliado ni respetable, ni querido, ni admitido. Por eso la amalgama de parte del discurso de Isabel Ayuso con el de Vox no tranquiliza nada y no gusta a los líderes de más éxito del PP como Núñez Feijóo.

Y falta espacio para hablar de las consecuencias políticas de los indultos y de la ausencia del nuevo presidente catalán, Pere Aragonès, en la Conferencia de Presidentes, no preparada con la exigible diligencia. Tiempo habrá de analizarlo los domingos de agosto. La conclusión, a 31 de julio, es que España va mejor que otros países en vacunación y recuperación económica, pero que el bloqueo político e institucional es un monstruo de siete cabezas. Capaz de destruirlo todo.

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