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Juan Tapia

Vamos mejor

Ayer me llamó un amigo siempre informado: «He leído tus columnas de la semana pasada sobre el Constitucional y la estúpida falta de consenso entre el Gobierno y el PP. Tienes razón, pero estás dando un sesgo demasiado pesimista de la realidad española. En la vacunación y en la actitud de la gente ante el coronavirus estamos mejor que otros países más avanzados. Hay que contarlo. A veces parece que somos el peor de la clase y no es así». Cierto, en asuntos serios como el clima político o la crisis catalana vamos mal, muy mal. Pero sería erróneo concluir que vamos a la catástrofe porque en otras cosas –la vacunación y la actitud social ante la pandemia– estamos mejor que otros países de nuestro entorno.

Justo detrás de Canadá y Gran Bretaña (55% de la población ha recibido las dos dosis), somos el país del mundo, con una población importante (no Bahréin), que con el 54% tenemos un porcentaje más alto de población vacunada. Por delante de los Estados Unidos, que con Biden parecía que se iban a comer el mundo y que están casi estancados en el 49%. Y por delante de la media de la UE (46%) y de Alemania (49,4%), Itali.a El porcentaje de población vacunada con las dos dosis es superior en España a la media europea y a la de Estados Unidos (48,5%), Y Francia (44,3%). E incluso que Suiza (46,3%), meca del capitalismo liberal, o Suecia (39%), modelo socialdemócrata.

La pandemia es un problema global y mientras países como Marruecos, que está lejos de ser de los peores, tengan un porcentaje de vacunados del 27%, la pandemia seguirá. Y surgirán nuevas variantes, como la delta, que ahora atacan con fuerza a la población no vacunada de todos los países. El miedo a la delta nos ha amargado julio y es una amenaza para la economía. Y a ella se atribuyen algunos recientes retrocesos de las bolsas.

El doctor Fauci, el gran asesor del Gobierno americano –atacado por Trump y aplaudido por Biden– dice que el gran drama de Estados Unidos es que el freno de la vacunación está aumentando las infecciones causadas por la delta. Han pasado de 3,4 por cada 100.000 habitantes a primeros de junio a 15,7 el 24 de julio. Y si la vacunación no sube surgirán nuevas variantes ante las que la vacuna será menos efectiva (ninguna lo es al 100%). En Gran Bretaña un 17% de los positivos por la variante delta habían recibido ya las dos dosis. Lo bueno es que los infectados vacunados con las dos dosis aguantan mejor, precisan menos hospitalización e ingresan poco en las UCI. El gran drama americano es que el 35% de los todavía no vacunados son totalmente contrarios a recibirla y un 45% moderadamente contrarios. Esta actitud social contraria a la vacuna es lo que alarma al doctor Fauci.

En Francia el Parlamento acaba de aprobar una ley para obligar a todo el personal hospitalario y de las residencias de tercera edad a vacunarse o ser suspendidos de empleo y sueldo (el proyecto preveía el despido). Y el pasaporte sanitario (o el test negativo) será obligatorio, pendiente de la decisión de la Corte Constitucional el 5 de agosto (no dentro de varios meses), para la entrada en museos, cines, restaurantes e incluso –todavía no está claro– terrazas exteriores de bares y restaurantes. Y la propuesta Macron ya es un éxito porque desde su anuncio millones de franceses se han inscrito en las listas de vacunación. ¿Tenían menos miedo a la infección, o incluso a morir, que a la prohibición de entrar en cines y restaurantes?

Aquí el porcentaje de vacunación es alto y la rebelión ante la vacuna muy minoritaria. Mi amigo tiene razón, hay cosas –quizás decisivas– en las que vamos mejor.

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