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Matías Vallés

Opinión

Matías Vallés

Mallorca es emisora de virus

Nuevo récord mundial de casos de Covid-19. EFE

El Govern multiplica a diestro y siniestro medidas para evitar que el virus llegue a Mallorca, omitiendo el detalle de que ya está dentro. La reticencia a aceptar viajeros sin el preservativo de los test invierte la situación real, porque el recelo debería corresponder a los recién desembarcados en una isla de preocupante evolución pandémica.

Un vuelo nacional con doscientos pasajeros, que aterriza ahora mismo en Son Sant Joan, transporta necesariamente a dos o tres contagiados del coronavirus. Sin embargo, con esta proporción diluye la implantación de la pandemia en Mallorca. En la situación actual, se debería aceptar a viajeros sin reservas. Alemania quiere evitar el desplazamiento de sus residentes a Austria, porque es allí donde está el foco de infecciones.

Por desgracia, Mallorca es emisora y no receptora de coronavirus. Los test anunciados ayer provocan además un cambio de perspectiva. Los nativos o residentes, antes llamados mallorquines, estaban masivamente a favor de que los visitantes extranjeros, antes llamados alemanes, aportaran una PCR negativa antes de acceder a la isla. Sin embargo, la confirmación de que los viajeros autóctonos también han de someterse a las pruebas causa el revuelo anejo a una persecución.

Desde marzo, el problema capital de la pandemia es el acceso a los test. Un mallorquín puede conseguir sin problema gasolina, bebidas de múltiples marcas o medicamentos como la aspirina, pero la prueba indispensable es engorrosa. Por tanto, las medidas promulgadas complicarán notablemente la existencia de quienes se arriesguen a viajar. La excepción para los desplazamientos de hasta tres días absuelve a los viajes que frecuentan los políticos. ¿Qué diferencia epidemiológica hay entre estancias de tres o cuatro días?

La propuesta alternativa de una cuarentena invita a la picaresca del incumplimiento. Ahora mismo, y por decisión del Consell de Govern, «se suspenden todas las actividades que faciliten o posibiliten el ejercicio de la prostitución, con independencia de la licencia de actividad sobre la que operen». Repitiendo el titular de un artículo casi añejo, Mi prostíbulo sigue abierto. No tiene por qué ser el único.

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